La violencia en Brasil volvió a crecer en 2020 tras dos años consecutivos a la baja. Pese a las restricciones implementadas en el país para enfrentar la pandemia del coronavirus, los asesinatos en el país aumentaron un 4,7 % frente a los de 2019 y hubo un homicidio cada 10 minutos.
Según datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública divulgado este jueves, más de 50.000 personas murieron de forma violenta en el gigante suramericano el año pasado y la crisis que ocasionó la llegada de la covid al país, influyó en ello.
Ni el estricto confinamiento social que se vivió entre mediados de marzo y mayo del año pasado, cuando la covid empezaba a crecer en el país, ni las medidas de restricción establecidas a lo largo de 2020 para frenar la propagación del virus evitaron que unas 6 personas murieran violentamente cada hora en el gigante suramericano.
En 2017, Brasil batió el récord de muertes violentas intencionales con 64.078 homicidios. La cifra cayó a 57.592 asesinatos en 2018 y dejó 47.773 víctimas en 2019, una número que el año pasado volvió a subir, con una tasa de 23,6 asesinatos por cada 100.000 habitantes.
A MAYOR CONFINAMIENTO MÁS HOMICIDIOS
Los datos del Anuario, recopilados de fuentes oficiales y analizados por el Forum Brasileño de Seguridad Pública desde hace 15 años, señalan que las dinámicas de los grupos criminales cambiaron con la pandemia al ver disminuidas las posibilidades de llevar a cabo delitos como robos y hurtos, que cayeron con el confinamiento social.
En marzo y abril, cuando se vivió la más fuerte restricción en el país, se registró el mayor pico de homicidios de todo el año con cerca de 4.800 personas cada mes.
La crisis socieconómica desatada por la pandemia, el aumento del desempleo y el empeoramiento de la salud mental de la población pudieron «agravar indirectamente la curva de violencia letal», según el informe.
A eso se sumaron otros factores: más de 30.000 presos -incluso algunos considerados peligrosos- fueron liberados o remitidos a régimen semiabierto para bajar el hacinamiento en las cárceles y evitar así un mayor número de contagios, el 29,5 % del personal efectivo de la Policía tuvo que aislarse por culpa de la covid-19 y se registró un «expresivo» aumento de armas en circulación.
EL NÚMERO DE ARMAS DE FUEGO ACTIVAS SE DUPLICÓ EN 2020
De acuerdo con el informe, el 78 % de las muertes violentas en Brasil fueron ocasionadas por armas de fuego.
El dato prende las alarmas en el país, pues el número de armas de fuego nuevas registradas en Brasil prácticamente se duplicó, al pasar de 94.416 en 2019 a 186.071 en 2020, un aumento del 97,1 %
En total, el año pasado había 2.077.126 armas de fuego particulares activas en Brasil, incluyendo las categorías de cazadores, coleccionistas, tiradores deportivos, y las particulares de policías y demás profesionales de seguridad pública y militares del Ejército.
Para los expertos, estos datos pueden estar asociados con un aumento de los homicidios en el país.
«No podemos ignorar un conjunto de evidencias científicas que muestran que sí, que el aumento de armas impacta directamente en el numero de homicidios», aseguró en el lanzamiento del Anuario Isabel Figueredo, miembro del consejo administrativo del Forum, quien calificó de «irresponsable» la política pro armas que viene siendo impulsada por el propio el Gobierno de Jair Bolsonaro.
LAS VÍCTIMAS
Los datos del Anuario muestran que los hombres (91,3 %), los jóvenes (54,3 %) y la población negra (76,2 %) son las principales víctimas de homicidio en el país, la mayoría de ellos entre los 18 y los 24 años de edad.
No obstante, del total de asesinatos registrados el año pasado, el 20,8 % corresponde a mujeres, personas de la comunidad LGTBI+ y los ocurridos a manos de la Policía.
De las 50.033 muertes violentas ocurridas en 2020, prácticamente una a cada 10 minutos, 3.913 fueron mujeres, y, de este total, 1.350 quedaron notificadas como víctimas de feminicidio.
Los asesinatos de mujeres en Brasil por el solo hecho de ser mujeres crecieron 0,7 % frente a 2019 -principalmente en mujeres negras entre los 14 y los 44 años de edad- y en su mayoría víctimas de sus propias parejas o excompañeros sentimentales (81,5 % de los casos).
En cuanto a la comunidad LGTBI+, las muertes violentas pasaron de 97 en 2019 a 121 el año pasado, un aumento de 24,7 %, y un número que difiere de las cifras no oficiales recogidas por ONG en el país, que señalan que el número de víctimas de esta comunidad fue casi el doble en 2020 (224 las personas).
En lo que concierne a letalidad policial, el año pasado fueron registradas 6.416 víctimas fatales a manos de los uniformados, una cifra que pudo ser mayor si la justicia no hubiera intervenido para frenar operaciones en algunas regiones del país, como en Río de Janeiro. EFE
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