Al criticar el registro sin precedentes del FBI a la casa del ex presidente Donald Trump en Mar-a-Lago esta semana, los líderes republicanos de la Florida revivieron un tema familiar: el ataque a un ex presidente y enemigo político es algo que solo podría ocurrir en un “país tercermundista”.
Por El Nuevo Herald
El gobernador Ron DeSantis, una estrella en ascenso en el Partido Republicano nacional, dijo que lo ocurrido fue similar a lo que ocurre en una “república bananera”, un término peyorativo que se ha usado históricamente para algunos países políticamente inestables en América Latina.
El senador federal Rick Scott dijo que el registro era “algo de un país tercermundista”. El senador federal Marco Rubio hizo una comparación con el encarcelamiento de opositores políticos por parte de Daniel Ortega en Nicaragua. La representante federal María Elvira Salazar tuiteó que le preocupaba que Estados Unidos fuera “por el camino de países como Cuba & Nicaragua”.
Y el propio Trump usó el término en su declaración confirmando que funcionarios federales habían estado en su casa, declarando que Estados Unidos ya se había convertido en “uno de esos países”. “Un ataque así solo podría ocurrir en país del Tercer Mundo.
Tristemente, Estados Unidos se ha convertido ahora en uno de esos países, corrupto a un nivel nunca antes visto”, dijo Trump en un comunicado el lunes.
“¡Incluso abrieron mi caja fuerte!” La retórica subida de tono sobre el registro, en que el FBI confiscó una docena de cajas de papeles de la mansión de Trump en el sur de la Florida, ha tenido una resonancia particular en Miami-Dade. El sur de la Florida es el hogar de miles de residentes que provienen de países donde los líderes autoritarios han sido conocidos por consolidar el poder mediante el uso de las instituciones judiciales contra los enemigos políticos.
Pero donde algunos vieron un ataque de tipo tercermundista contra un ex presidente al que apoyan, algunos disidentes dicen que vieron lo contrario. Para algunos, fue la prueba de un sistema que funciona, ya que la separación de poderes hizo posible que los federales registraran la casa de Trump. Algunos líderes hispanos se apresuraron a coincidir con los funcionarios republicanos en que el registro en Mar-a-Lago les recordaba a las tomas de poder en sus antiguos países.
Ariel Montoya, columnista y líder conservador exiliado de Nicaragua, dijo que el registro del FBI le recordaba a las invasiones de casas realizadas por los sandinistas en la década de 1980. Sostuvo que lo que hace que el caso sea tan “delicado” es que se espera que Trump se postule de nuevo a la presidencia en 2024.
“Creo que eso es lo más grave que le puede pasar a Estados Unidos, que sus propias instituciones políticas… tengan una agenda que, de una u otra manera, carga contra algunos candidatos, que en este caso también pueden aspirar a la presidencia”, dijo Montoya.
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