Un juez federal de Estados Unidos ha autorizado a la Administración de Donald Trump el abordaje de cuatro cargueros propiedad de navieros griegos y de bandera liberiana, para la incautación de la gasolina y los químicos que Irán planea enviar a puerto venezolano. La Fiscalía estadounidense alega que esos envíos son un instrumento para que la Guardia Revolucionaria iraní «ejerza una mayor influencia» sobre el régimen chavista, lo que considera una amenaza para los intereses de Estados Unidos en el continente americano.
Por David Alandete / ABC
A diferencia de lo que sucedió con los cinco cargueros que ya llevaron 1,5 millones de barriles a Venezuela a finales de mayo, en esta ocasión la Casa Blanca ha decidido pedir permiso a un juez para interceptar los nuevos buques, que navegan bajo los nombres Bella, Bering, Pandi y Luna. A los cuatro los empleó la empresa Mobin International para transportar crudo iraní por medio del intermediario Seawaves Shipping, que según el Ministerio Fiscal estadounidense coopera habitualmente con la Fuerza Quds, brazo para la injerencia en el extranjero de la Guardia Revolucionaria.
Mensajes de texto
Las autoridades estadounidenses interceptaron mensajes de texto de Mahmud Madanipour, representante de la empresa Mobin, con estrechos lazos con la Guardia Revolucionaria. Según esos mensajes de texto, EE.UU. amenazó a los propietarios en Grecia de los buques Bella y Bering con sanciones si culminaban la entrega del cargamento al régimen chavista, por lo que estos se han quedado anclados desde hace días.
En un mensaje incluido en la denuncia, Madanipour dice: «El propietario del barco no quiere avanzar debido a la amenaza estadounidense, pero queremos que vaya, e incluso acordamos que también le compraremos el barco».
Asegura la Fiscalía norteamericana que «las ganancias de las ventas de petróleo respaldan un completo abanico de nefastas actividades de la Guardia Revolucionaria Iraní, incluida la distribución ilícita de armas de destrucción masiva, apoyo al terrorismo y una amplia variedad de abusos contra los derechos humanos, dentro de su país y en el extranjero». El juez James E. Boasberg, del distrito de Columbia, autorizó el jueves la incautación del cargamento y su entrega a las autoridades estadounidenses.
Según los servicios de localización de transpondedores, los buques Bella y Bering se encuentran en el mar Egeo, y los Pandi y Luna, en el golfo de Omán. Estima EE.UU. que a bordo de esos navíos hay más de 1,2 millones de barriles de gasolina, de la que el régimen de Maduro está muy necesitado. El valor estimado del cargamento es de unos 50 millones de dólares, o 48 millones de euros al cambio actual. Según ha denunciado en el pasado la diplomacia de EE.UU., ese cargamento lo paga Maduro con las reservas de oro de los venezolanos.
Despliegue militar
Desde abril, las fuerzas armadas estadounidenses patrullan el Caribe en el mayor despliegue contra los narcóticos de su historia. El propio presidente Trump anunció en persona esa misión militar en una comparecencia en la Casa Blanca, rodeado de varios de generales y ministros. Previamente el ministerio fiscal norteamericano había presentado cargos por narcotráfico contra Maduro, once colaboradores suyos y dos dirigentes de la guerrilla colombiana de las FARC.
EE.UU. ha sometido tanto a Irán como al régimen de Maduro a duras sanciones, y ha decretado un embargo casi completo del petróleo venezolano en vigor desde hace más de un año. Por su parte, Venezuela ha perdido la capacidad de refinar su propio crudo, y depende ahora de Irán para poder adquirir gasolina y gasóleo, necesarios ambos no sólo para el transporte sino también para los generadores de electricidad de residencias y, sobre todo, hospitales.
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