A comienzos de año, dos guardias que trabajaban en una prisión en Yaroslavl, al noreste de Moscú, fueron encarcelados por abusar de un recluso. A pesar de las afirmaciones oficiales de las penitenciarías rusas de estar reformando la instituciones, los presos, así como sus parientes y activistas de derechos humanos, cuentan una historia muy distinta. Oleg Boldyrev, de la BBC en Moscú, investigó un caso reciente. Este es su relato.
Por: BBC
No he visto el cuarto donde Roman Sarychev fue golpeado. Golpeado tan severamente que murió tres horas después.
No, no se trata de periodismo descuidado. El cuarto es inaccesible -rodeado de alambre de púas y muros altos. Pero esa prisión, la colonia penal número seis, en la región de Bryansk, al suroeste de Moscú, es bien conocida por mucha gente.
Deben caminar rápido, casi corriendo, agachados, con las manos esposadas atrás. A medida que se desplazan, los guardias les lanzan puños, patadas y vituperios, mientras una pista musical de heavy metal -Du Hast, del grupo alemán Rammstein- suena a todo volumen.
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