Después de vencer a Nikki Haley en New Hampshire el pasado martes, Donald Trump confirmó su posición como el principal candidato para ganar la nominación republicana. Ante esto, los líderes empresariales enfrentan la posibilidad de otra presidencia de Trump y los inversionistas intentan averiguar qué podría significar para sus resultados.
Vía Infobae
Tal vez no sea de extrañar que las preguntas provengan de todos los rincones de la economía.
Durante la llamada trimestral con inversionistas de Blackstone el jueves, un analista quiso saber si la incertidumbre relacionada con el ganador de un probable enfrentamiento entre el presidente Joe Biden y Trump podría congelar el flujo de acuerdos. (“Yo diría que la actividad de transacciones va a estar más ligada a las actividades de la Reserva Federal”, respondió Jonathan Gray, presidente y director de operaciones de la empresa).
En otro lado, en una llamada con la empresa de servicios financieros Bread, un analista se preguntó en voz alta si un segundo gobierno de Trump podría revocar una norma propuesta sobre los cargos adicionales por pagos atrasados de las tarjetas de crédito. (“La esperanza no es una estrategia”, contestó el director ejecutivo de la empresa, Ralph Andretta). Y Jeff Arnold, director ejecutivo de la empresa de salud digital Sharecare, respondió a una pregunta en una conferencia sobre si las elecciones podrían amenazar la Ley de Atención Médica Asequible (ACA, por su sigla en inglés): “A final de cuentas, ¿crees que va a estar más interesado en atacar la ACA u otra cosa?”, cuestionó para referirse a una posible presidencia de Trump. “Creo que probablemente será otra cosa”.
Todavía faltan muchos meses para las elecciones de noviembre y sin duda los ejecutivos no tienen muchas ganas de hablar de ello. “La mayoría de los empresarios intentan estar lo más alejados que pueden de la política, sobre todo en este año de elecciones presidenciales”, afirmó Lori Esposito Murray, presidenta del Comité de Desarrollo Económico de The Conference Board.
Sin embargo, a continuación, presentamos algunos de los asuntos clave que más les preocupan.
En algunos temas, ni Trump ni el presidente Joe Biden tienen la respuesta que quieren las empresas. En una encuesta que realizó The Conference Board a unos 1200 ejecutivos de alto nivel, la respuesta fue que para ellos el mayor riesgo era el aumento de la deuda nacional. Aunque parte de la campaña de Haley ha sido la reducción del gasto público, ni Trump ni Biden la han vuelto una prioridad. “No creo que ningún candidato tenga un interés particular en fomentar ese asunto”, opinó Murray.
En el tema de los impuestos corporativos, lo más probable es que un segundo gobierno de Trump tenga menos efecto que el primero, el cual firmó una ley que redujo la tasa de los impuestos corporativos, del 35 al 21 por ciento, comentó Andy Laperriere, el jefe de política de Estados Unidos en Piper Sandler. “Creo que tan solo extender los recortes a los impuestos individuales que están en vigor y expiran a finales de 2025 va a ser un desafío bastante grande”, opinó.
Trump ha prometido revolucionar el comercio, pero ¿cómo? Biden ha mantenido muchos de los aranceles del gobierno de Trump. Ha restringido la venta de cierta tecnología a China y está considerando nuevas medidas proteccionistas para ayudar a las empresas estadounidenses a competir con Beijing. Trump ha propuesto políticas comerciales de mucho mayor alcance, como poner un arancel del diez por ciento a todas las importaciones.
“Habrá mucha incertidumbre en torno a cómo va a funcionar esto”, comentó Laperriere. “¿Este arancel del diez por ciento será generalizado? ¿En verdad tiene la autoridad para hacerlo? ¿Está intentando hacerlo? ¿Simplemente se retira de la Organización Mundial del Comercio?”. Y agregó: “Sí creo que los inversionistas deberían apostar a que Trump va en serio con todo esto”.
Los incentivos climáticos podrían estar amenazados. Se necesitará una acción del Congreso para introducir cambios indiscriminados en la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por su sigla en inglés) de Biden, la cual asignó 370.000 millones de dólares en gastos y créditos fiscales para inversiones en energías renovables. Jeff Navin, quien fue subdirector de personal en el Departamento de Energía durante el gobierno de Obama y cofundó la empresa de asuntos gubernamentales Boundary Stone Partners, afirmó que era poco probable que un gobierno republicano (incluso uno que antes hubiera revertido más de 100 normas climáticas, como lo hizo el de Trump) gastara el capital político que necesitaría para hacerlo. “No veo a nadie haciendo campaña sobre eso”, opinó.
Otro factor que puede hacer que la derogación de la IRA sea de baja prioridad: la mayoría de sus inversiones en energías renovables van dirigidas a estados republicanos.
A pesar de esto, las agencias federales, las cuales están bajo la dirección de la Casa Blanca, podrían interferir con la implementación de la ley, por ejemplo, reteniendo los préstamos o cambiando los requisitos para otorgar las subvenciones. “Van a ir disposición por disposición para atacar las cosas”, comentó Navin para referirse a un posible gobierno republicano. Algunas empresas que se benefician de la IRA corren más riesgos que otras. “Las políticas en torno al despliegue de la producción de energía limpia son muy distintas a las políticas en torno a la fabricación de energía solar, las cuales son muy diferentes de las políticas en torno a los vehículos eléctricos”, mencionó Navin.
La incertidumbre está en las urnas. En la encuesta de The Conference Board, los conflictos geopolíticos estuvieron en lo más alto de la lista de los principales riesgos para los ejecutivos estadounidenses. La guerra en el Medio Oriente ocupó el tercer lugar; la guerra en Ucrania, que se está convirtiendo en un conflicto más generalizado de la OTAN, el quinto, y la ocupación de Taiwán por parte de China continental, el sexto. “Tanto Biden como Trump plantean muchos riesgos para los mercados que no habíamos visto a lo largo de la historia”, comentó Laperriere. Y agregó: “Creo que con Trump los riesgos son mayores en términos de comercio e inestabilidad geopolítica”.
Más cerca de casa, Trump enfrenta varias demandas y 91 cargos por delitos graves. Ha seguido declarando sin fundamento que las elecciones estuvieron amañadas y esto representa otro tipo de riesgo para las empresas. “La democracia es fundamental para una economía de libre mercado”, comentó Murray. “En verdad están entrelazados como si fueran uno solo”.
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