El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este martes un conjunto de medidas para combatir la discriminación racial y reducir las desigualdades históricas que afronta la población negra, a pesar de ser mayoritaria en el país.
EFE
La batería de acciones fue presentada en una ceremonia en el Palacio de Planalto, en Brasilia, y busca mejorar la vida de los afrobrasileños en el ámbito educativo, laboral y religioso, así como valorizar su memoria, en el día que se conmemora el Día Internacional de Combate a Discriminación Racial.
«Lo que este Gobierno realizará en los próximos cuatro años será el desdoblamiento de lo que hicimos cuando creamos, el 21 de marzo de 2003, la Secretaria Especial de Políticas de Promoción de Igualdad Racial», dijo Lula, en alusión al órgano que implementó en el inicio del primero de sus mandatos.
Entre las iniciativas anunciadas figura un programa específico para garantizar los derechos de las comunidades quilombolas, habitadas por descendientes de esclavos negros, en relación con el acceso a tierras, infraestructuras y servicios públicos.
Según estimaciones oficiales, más de un millón de personas en Brasil se declaran quilombolas.
En un gesto de gran simbolismo después de 4 años de gestión del ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022), que paralizó las iniciativas en esta dirección, el líder progresista firmó la titulación de 3 nuevos territorios quilombolas en estudio desde hacía 2 décadas, en los estados de Minas Gerais y Sergipe.
Lula también decretó la creación de varios grupos de trabajo interministeriales para impulsar proyectos que blinden el «acceso y la permanencia de estudiantes negros» en las universidades y «proponer políticas de cuotas» obligatorias en órganos gubernamentales.
También tendrán la misión de elaborar un programa para disminuir los homicidios y las «vulnerabilidades sociales» entre la juventud negra.
Ese plan será una «reformulación» de otro similar que comenzó a ser proyectado durante el mandato de Dilma Rousseff (2011-2016), ahijada política de Lula, según detalló el Gobierno en una nota.
Según datos oficiales, la tasa de pobreza entre negros y mestizos, que representan el 56 % de los más de 210 millones de brasileños, es casi 2b veces mayor que la de los blancos.
También sufren más desempleo, ganan menos y son las principales víctimas de la violencia policial. Según el Fórum Brasileño de Seguridad Pública, la población negra o mestiza representa cerca del 85 % de las víctimas en intervenciones policiales.
«No descansaremos hasta que ninguna persona negra en Brasil pase por hambre, tiros, falta de oportunidades y el racismo sistemático que se profundiza en muchas dimensiones», dijo la ministra de Igualdad Racial, Anielle Franco, en un emocionado discurso.
«Nuestro Brasil es el de la igualdad racial», añadió Franco, hermana de Marielle Franco, la concejala de Río de Janeiro asesinada a tiros en Río de Janeiro el 14 de marzo de 2018, en un crimen aún no esclarecido totalmente.
Otro grupo de trabajo tendrá como objetivo luchar contra el «racismo religioso», que afecta en especial a comunidades tradicionales de raíces africanas.
El Gobierno también revitalizará el Cais do Valongo (Muelle del Valongo), un antiguo puerto de Río de Janeiro por donde pasaron más de un millón de esclavos y que en 2017 fue declarado Patrimonio Histórico de la Humanidad por la Unesco, por medio de la construcción de un «centro de referencia de la herencia africana».
Desde que asumió el poder, el 1 de enero, Lula se comprometió a reparar la «deuda» histórica que considera que Brasil tiene con los afrodescendientes por los siglos de esclavitud que padecieron y, como un primer paso, instauró el Ministerio de Igualdad Racial, que lidera Anielle Franco.
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