Los medios chavistas propagaron hace unos días la imagen de Nicolasito Maduro aplicándose la vacuna rusa contra el COVID-19, conocida como Sputnik V. Pero Rusia necesita ir más allá de Venezuela en su promoción de la vacuna en Latinoamérica, si realmente quiere aprovechar la ocasión que brinda la pandemia para situarse mejor geopolíticamente en la región. De ahí que haya lanzado una operación cibernética, utilizando «malware», para diseminar información negativa de las vacunas occidentales en las redes sociales y promover la impulsada por el Kremlin.
Latinoamérica ya fue un campo en el que pugnaron las principales vacunas para poder realizar ensayos clínicos, dada su idoneidad por el nivel de afectación del virus y por sus particulares condiciones socio-sanitarias. Vuelve a serlo ahora que las vacunas buscan su mercado: frente a la imagen de vacuna segura que están ofreciendo las desarrolladas por laboratorios occidentales, las de Rusia y de China pueden jugar la baza de exigir menos requisitos de refrigeración que la de Pfizer BioNTech y ser mucho más baratas que la de Moderna; incluso alguna de ellas plantea la posibilidad de reducir el tratamiento a una sola dosis, en lugar de dos.
Moscú considera la Sputnik V como una vacuna «estatal» rusa (al hijo de Maduro le fue aplicada la inyección ante la presencia del embajador ruso en Caracas) y por tanto concibe su comercialización como un modo directo de ganar influencia en nuevos países. La Sputnik V ha tenido ensayos clínicos en Venezuela, Brasil y México y su compra está comprometida, además de por esas naciones, también por Argentina; por su parte, Perú está negociando un posible pedido.
Informe de la FAS
Varios de esos países precisamente han sido objeto de la campaña de «malware» informático impulsada desde Rusia, según ha desvelado la Federación de Científicos Americanos (FAS), una entidad estadounidense de larga tradición investigadora, que ha venido siguiendo el caso desde el mes de septiembre. En su último informe, la FAS indica que la operación de desinformación se ha realizado especialmente a través de la web de «Sputnik Mundo» –la versión en español de ese medio de comunicación dependiente del gobierno ruso–, pero el «malware» se ha extendido también a dominios en internet de Argentina, Venezuela, Chile, Perú y México.
De acuerdo con la FAS, la operación comenzó difundiendo informaciones negativas de la vacuna que desarrolla AstraZeneca, laboratorio con sede en Inglaterra, junto con la Universidad de Oxford, a raíz de algunos efectos contrarios surgidos en sus ensayos clínicos. «El volumen de acciones de compartir, menciones y “tuits” constituyó un ideal punto de entrada para actores maliciosos para potencialmente distribuir “malware” a cientos de miles de lectores involuntarios», asegura el informe a partir del análisis de 88.555 tuits en español, que apuntaban a mundo.sputniknews.com como epicentro del operativo.
El «malware» incorporado puede luego ser usado para manipular el tráfico de internet y amplificar determinadas narrativas. «Esos esfuerzos se han realizado en al menos cinco países latinoamericanos para socavar la confianza en las vacunas Oxford-AstraZeneca, Moderna y Pfizer-BioNtech», indica el informe. La investigación descubrió el uso de servicios para acortar la extensión de los enlaces, como bit.ly, «para redirigir enlaces de historias en medios de comunicación latinoamericanos a páginas web infectadas con “malware”».
Argentina en el punto de mira
Entre los dominios infectados estuvo el del medio argentino «Página/12», confirmando el interés de Moscú por Argentina, cuyo gobierno comprometió ya inicialmente la compra de 25 millones de dosis de la vacuna rusa. La reciente negativa del presidente ruso, Vladimir Putin, a ponerse la Sputnik V alegando que aún no había sido suficientemente experimentada en personas mayores de 60 años, dejó con el pie cambiado a su homólogo Alberto Fernández, quien previamente había asegurado, para eliminar el posible miedo de los argentinos hacia la inyección rusa, que sería el primero en aplicársela. La Casa Rosada salió luego al paso diciendo que cuando los millones de dosis de Sputnik V lleguen al país ya se habrá garantizado el uso seguro para las personas de más edad.
El Kremlin parece querer consolidar un acercamiento a Buenos Aires que se había enfriado durante el gobierno de Mauricio Macri. El populismo de Cristina Fernández de Kirchner ayudó a cierto entendimiento con Moscú, pero cuando Macri llegó a la presidencia quiso marcar distancias. Una de sus decisiones más simbólicas fue quitar la licencia en 2015 al canal de televisión estatal ruso RT para su emisión en Argentina, aunque pocas semanas después tuvo que devolverla por las amenazas del Kremlin de prohibir la importación rusa de carne argentina y la suspensión de algunas inversiones pendientes. Macrit propició una mayor colaboración con China en materia de energía nuclear.
Argentina es el segundo socio comercial de Rusia en Latinoamérica, después de Brasil, pero los 1.260 millones de dólares que en 2018 sumaron las importaciones y exportaciones entre ambos países recuerdan que la relación comercial rusa con la región es reducida. Su relación con el hemisferio occidental, particularmente con Venezuela, Nicaragua y Cuba, es sobre todo estratégica.
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