Más de 210 personas murieron durante varios días de violencia étnica en la tensa región de Oromia en Etiopía la semana pasada, publicó la Comisión de Derechos Humanos de Etiopía (CEDH).
La comisión independiente dijo el jueves que los testigos describieron a los perpetradores del atentado como “hombres armados afiliados al Ejército de Liberación de Oromo (OLA)”. El grupo rebelde llegó el 18 de agosto después de que las fuerzas de seguridad se retiraran de Vida-Kurimu en la región occidental.
“Los residentes del área y otras personas le han dicho a la comisión que los hombres armados mataron a más de 150 personas”, dijo el organismo de derechos humanos.
El ataque obligó a mujeres y niños a huir a áreas vecinas y desató una ola de asesinatos por venganza: “En los días posteriores, se llevaron a cabo por algunos residentes ataques de represalia por motivos étnicos, matando a más de 60 personas” y provocando un nuevo éxodo de civiles que huían de la violencia, dijo la comisión.
El organismo designado por el gobierno no indicó quién fue el responsable de los actos de venganza.
“El ataque ocurrió un día después de la reubicación de las fuerzas de seguridad en otras áreas”, dice el comunicado.
Informes y fuentes locales dijeron que el ataque inicial tuvo como objetivo el grupo etnia Amhara, que ha sido víctima de ataques similares en el pasado.
Se ha pedido “acción inmediata” para evitar que la inestabilidad se extienda y que se comience una investigación sobre por qué las fuerzas de seguridad se retiraron de la zona conflictiva.
En un comunicado, la OLA negó su responsabilidad por los ataques. Se cree, de todas maneras, que el grupo está activo en el área donde tuvo lugar el último ataque.
Oda A Barbii, portavoz del grupo rebelde, dijo en un tuit el jueves que tales informes eran una “grave distorsión de los hechos sobre el terreno”.
La OLA fue designada como “organización terrorista” por la legislación de Etiopía en mayo junto con el Frente de Liberación del Pueblo de Tigray (TPLF), cuyas fuerzas rebeldes han estado luchando en el norte de Etiopía desde noviembre.
Residentes caminan frente al campo de refugiados de Adi Harush en la ciudad de Mai Tsberi en la región de Tigray, Etiopía. REUTERS/Tiksa Negeri
El gobierno ha acusado a la OLA de masacrar a civiles en Oromia, la región más grande del país, y en Amhara, la segunda más grande.
Los enfrentamientos que involucran a los dos grupos étnicos mataron a más de 300 personas durante varios días en marzo, dijeron funcionarios federales. En este caso, el grupo ha negado las acusaciones de encabezar las masacres.
El OLA, el cual se cree que cuenta con unos pocos miles, se separó del Frente de Liberación Oromo, un partido de oposición que pasó años en el exilio, pero que se le permitió regresar a Etiopía después de que el primer ministro Abiy Ahmed asumiera el cargo en 2018.
A principios de este mes, la OLA y el TPLF anunciaron que habían llegado a un acuerdo para luchar juntos contra las fuerzas de Abiy y sus aliados.
Un portavoz de la OLA dijo que los dos grupos acordaron mutuamente que la “dictadura” de Abiy debe ser eliminada y que estaban compartiendo inteligencia y coordinando estrategias.
El gobierno calificó el pacto como una “alianza destructiva” entre los dos grupos que buscan desestabilizar el país.
El norte de Etiopía ha estado envuelto por el conflicto desde noviembre, cuando Abi, el ganador del Premio Nobel de la Paz de 2019, envió tropas a Tigray para derrocar al TPLF. Según el primer ministro, la “medida se produjo en respuesta a los ataques del TPLF a los campamentos del ejército federal y que la victoria sería rápida.”
Pero nueve meses después, el conflicto se ha extendido a las regiones vecinas de Afar y Amhara y ha atraído fuerzas tanto estatales como grupos terroristas de toda Etiopía.
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