El avance del coronavirus sigue cambiando el mapa político internacional. México y Estados Unidos han acordado este viernes restringir el tráfico en su frontera para viajes no esenciales y el turismo a partir de este sábado. El comercio de mercancías y los trabajadores con un permiso migratorio no se verán afectados por la medida, ha asegurado el canciller mexicano, Marcelo Ebrard. El titular de Relaciones Exteriores ha reconocido que las negociaciones con Washington han sido “muy intensas”, pero que se ha logrado disminuir el impacto que tendría el cierre total de la frontera, una de las más transitadas del mundo. Las restricciones durarán 30 días, pero existe la posibilidad de que ambas partes extiendan el acuerdo por más tiempo.
Por EL PAÍS
Donald Trump también ha anunciado la medida, por su parte, en la rueda de prensa diaria que ofrece para dar cuenta de los últimos datos y medidas adoptadas para frenar la expansión del virus. El presidente estadounidense ha añadido, además, que México planea suspender también los viajes desde Europa, algo que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador ha desmentido. “Hoy no vamos a suspender ningún vuelo”, ha dicho Ebrard a pregunta expresa de EL PAÍS, aunque ha aclarado que aumentaran los controles de los pasajeros que vengan de Europa en aeropuertos.
La restricción fronteriza, que el Departamento de Estado avanzó el jueves por la noche, se añade a un pacto similar con Canadá que se anunció el pasado miércoles, en el que el cierre parcial de la frontera se dio de mutuo acuerdo. Con relación a este y a su vecino del sur, los Ejecutivos intentan que el transporte de mercancías se vea afectado al mínimo, para tratar de contener en la medida de lo posible los estragos económicos que está causando la pandemia. Aun así, el turismo, una fuente importante de negocio, sufrirá.
“Queremos asegurarnos de que las mercancías, el comercio, los trabajadores sanitarios continúan pudiendo cruzar la frontera”, señaló el secretario interino de Seguridad Nacional, Chad Wolf, en la rueda de prensa, “pero, el turismo, y algunas actividades recreativas y otras cuestiones tienen que parar durante esta crisis», añadió.
“Nuestra preocupación ha sido que las medidas que se tomen para reducir la posible propagación del virus no afecten de manera decisiva la actividad económica y el empleo de las personas”, ha señalado, por su parte, Ebrard en conferencia de prensa. La preocupación de EE UU es contener el avance del Covid-19, con al menos 14.250 casos confirmados y más de 200 muertes. México, en contraste, tiene 164 casos confirmados y un deceso hasta este viernes. “Hemos estado trabajando de cerca en restricciones de viaje que protejan a nuestros ciudadanos de la transmisión de Covid-19”, ha dicho el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo.
“Es evidente que la frontera de México con Estados Unidos no es lo mismo que la frontera de Estados Unidos con Canadá”, ha dicho Ebrard. México, a diferencia del Gobierno canadiense, negoció que se hiciera un catálogo de actividades esenciales que no podían detenerse como servicios de compra de medicinas y alimentos, por ejemplo. El canciller mexicano ha evitado referirse a las medidas como un cierre. “He visto en algunos medios, incluso ayer en algún canal de televisión de Estados Unidos: ‘Se cierra la frontera’. No, no se cierra”, ha insistido el titular de Exteriores, que ha admitido que el portazo en las garitas migratorias era una posibilidad real.
La recomendación para la población de ambos países es que se abstengan de viajar al extranjero si no es absolutamente necesario. El Gobierno de López Obrador ha evitado imponer restricciones al movimiento libre de personas, así como medidas obligatorias para frenar los contagios y confía en no precipitar acciones que desgasten a la población, pese a que algunos sectores exigen medidas más drásticas.
Todo lo acordado por ambos países tiene que ver con transporte terrestre, y el tema de las restricciones en los vuelos, similares a las que EE UU adoptó con países de la Unión Europea, aún está en el aire. Se ha hablado poco de lo que supondrá el nuevo acuerdo para los inmigrantes y los solicitantes de asilo, aunque las implicaciones de las restricciones de viaje para las deportaciones, el miedo al contagio en los centros de detenciones y la falta de capacidad en los albergues pintan un panorama difícil para las personas en tránsito. Entre lo pactado es que ya no se concentrará a indocumentados en centros de detención de Estados Unidos y se les deportará de forma inmediata. “Si nos regresan personas que no sean mexicanos o centroamericanos, México no lo aceptaría, que Estados Unidos se haga cargo de esto”, ha puntualizado Ebrard.
Dentro de las acciones, también está previsto que se forme un grupo bilateral de alto nivel para vigilar las acciones de mitigación del virus en ambos países y que se acelere la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), firmado y ratificado a principios de este año. México busca que el T-MEC entre en vigencia en junio próximo, según Ebrard.
“Muchos países están experimentando brotes de Covid-19 e implementando restricciones de viaje y cuarentenas obligatorias, cerrando fronteras y prohibiendo la entrada de no ciudadanos con poca anticipación”, advirtió esta semana el Departamento de Estado de Estados Unidos en un comunicado. Norteamérica se ha convertido en una vecindad que ha cerrado cada vez más sus puertas por el miedo a la expansión del coronavirus. Tras el acuerdo, EE UU queda aislado por sus fronteras terrestres: al norte, con Canadá y al sur, con México. Más al sur, Guatemala también ha sellado su frontera, aunque es mucho más porosa, con el territorio mexicano.
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