Más de 30.000 personas que se encontraban en albergues o casas seguras en la costa Caribe de Nicaragua comenzaron este jueves a retornar a sus hogares tras el paso del huracán Eta por el país, informó el Gobierno de Managua.
EFE
«Estamos en algunos lugares ya empezando el retorno, en condiciones seguras de familias a sus hogares», dijo la vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, a través de medios del Gobierno.
La esposa del presidente Daniel Ortega explicó que el Gobierno no brindará un informe de los daños hasta la semana que viene, sin embargo adelantó que unas 1.000 viviendas resultaron afectadas por Eta, que golpeó Nicaragua siendo un ciclón de categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, de un máximo de 5, con vientos de 240 kilómetros por hora.
Murillo aseguró que las familias con casas dañadas recibirán láminas de zinc una vez que se restablezca la comunicación terrestre con la costa Caribe norte de Nicaragua, sin embargo no se refirió a las necesidades inmediatas de las personas que retornarán a comunidades que fueron devastadas totalmente por Eta.
Hasta esta mañana los lugares de las zonas afectadas habían confirmado que el huracán Eta había destruido las comunidades indígenas de Halouver, Klingna, Lamlaya, Wounta, y Wawa Bar, en su mayoría miskitas, donde solamente se observan escombros.
Diferentes organizaciones gremiales, defensoras de derechos humanos, y ciudadanos independientes, reclamaron al Gobierno por no haber tomado las acciones necesarias en los centros de albergue, donde hubo denuncias de carencias de alimentos, colchonetas, mascarillas y medicinas, así como la obstrucción policial contra acciones de ayuda para los damnificados.
Murillo respondió con epítetos a quienes hicieron los señalamientos. «Tontos críticos, les llamamos, los tontos vulnerables», dijo la vicepresidenta.
La primera dama insistió en que las instituciones del Gobierno, y la población por sí misma, supieron responder a la emergencia.
«Hemos tenido la capacidad, como pueblo organizado, de protegernos y salvar vidas», sostuvo.
La vicepresidenta no hizo referencia a dos personas que murieron en un deslizamiento de tierra en la zona de influencia directa de Eta pocas horas después del impacto del ojo del huracán en tierra.
Eta dejó un rastro de destrucción en el noreste y norte de Nicaragua, que se evidenció en casas totalmente destruidas, árboles y postes de servicio público tumbados, embarcaciones volcadas sobre tierra, techos enteros lejos de sus casas, infraestructura colapsada, inundaciones, y pérdida de bienes.
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