El Ministerio Público brasileño investiga si una menor fiscalización ambiental y el retiro de apoyo a organizaciones ambientales por parte del gobierno de Jair Bolsonaro favorecieron la propagación de incendios en vastas regiones de la Amazonía, que en estos días han generado gran preocupación entre autoridades y grupos civiles en todo el mundo.
La fiscalía general investiga una posible relación entre la reducción de la fiscalización ambiental y el crecimiento de la deforestación y de las áreas alcanzadas por el fuego, una “devastación de varias porciones de la floresta amazónica”, especificaba un comunicado emitido el jueves por este ente.
Los procuradores conducen sus investigaciones en el estado de Pará, en la región amazónica donde los incendios crecieron 198% en relación con el año anterior.
“El enfrentamiento de la deforestación y de los incendios no es facultad del poder público. ¡Es un deber!”, señaló el procurador federal Camões Boaventura en el comunicado ya referido.
Poco antes, Amnistía Internacional dijo que los errores del gobierno de Jair Bolsonaro son responsables del fuerte aumento de los incendios forestales en la Amazonía.
El Instituto Nacional para la Investigación Espacial, la agencia federal que monitorea la deforestación y los incendios forestales, informó que este año ha habido una cantidad récord de incendios en Brasil: 74.155 hasta el martes. Eso equivale a un incremento de 84% en comparación con el mismo período del año pasado. Bolsonaro asumió la presidencia el 1 de enero.
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El avance de las llamas en la Amazonía despertó cuestionamientos de líderes y representantes de todo el mundo.
Bolsonaro protagonizó el jueves un cruce con el presidente francés Emmanuel Macron. “Nuestra casa está en llamas. Literalmente. La selva amazónica, los pulmones que producen el 20% del oxígeno de nuestro planeta, está en llamas. Es una crisis internacional. Miembros de la Cumbre del G7, ¡discutamos este primer pedido de emergencia en dos días!” escribió Macron en Twitter.
El presidente brasileño no demoró en recoger el guante y le respondió a través de la misma red social. “Lamento que Macron busque obtener ganancias políticas personales en una cuestión interna de Brasil y otros países amazónicos. El tono sensacionalista con el que se refiere no hace nada para resolver el problema”, dijo.
Tras aclarar que el gobierno se encuentra “abierto al diálogo, basado en datos objetivos y respeto mutuo”, el presidente brasileño aseguró que la propuesta de Macron de discutir los incendios en el G7 demuestra una “mentalidad colonialista equivocada”.
Kumi Naidoo, secretario general de Amnistía, aseguró el jueves que el grupo ha documentado incendios intencionales e invasiones ilegales de tierras en la Amazonía en una región alcanzada por los focos de incendio.
“En vez de divulgar escandalosas mentiras o negar la escala de la deforestación en curso, instamos al presidente a tomar medidas inmediatas para detener los incendios”, dijo Naidoo.
El presidente brasileño ha insinuado que organizaciones no gubernamentales podrían estar causando los incendios.
Visiblemente molesto por las repercusiones negativas en el exterior tras haber deslizado la presunta culpabilidad de esas organizaciones, Bolsonaro atacó el jueves al periodismo, a quien acusó de estar dañando la imagen de Brasil, y volvió a insinuar, sin pruebas, que estas agrupaciones podrían estar provocando los incendios para desestabilizar a su gobierno.
“Es increíble lo que la prensa brasileña hace con el país”, reclamó Bolsonaro, en diálogo con periodistas en Brasilia. “Estamos en una nueva época. Así como en el pasado acabaron los dactilógrafos, la prensa está acabando. No se busca la verdad ahí. Quien no lee el diario no está informado y quien lo lee está desinformado”, agregó.
En seguida, al ser consultado por una periodista sobre quién podría ser responsable de los incendios en la Amazonía, Bolsonaro repitió que hay un indicio “fuertísimo” de que las organizaciones no gubernamentales estarían detrás.
El presidente deslizó la posibilidad de que el fuego intencional podría ser una represalia de las organizaciones por haber perdido fondos públicos bajo su administración.
“¿Quieren que culpe a los indios? ¿Quieren que culpe a los marcianos? A mi entender, hay un indicio fuertísimo de que esas personas de las ONG perdieron la teta (recursos del Estado). Es simple”, ironizó Bolsonaro.
Bolsonaro, un político de ultraderecha escéptico del calentamiento global, ha sido cuestionado internacionalmente por el curso de la política ambiental oficial, que para muchos ha quedado subordinada al agronegocio y la explotación minera.
Citando una presunta falta de compromiso del gobierno brasileño para combatir la deforestación, los gobiernos de Noruega y Alemania han decidido suspender su participación en el Fondo Amazonía y el consecuente giro de más de 60 millones de dólares destinados a proyectos para combatir la devastación del área conocida como el “pulmón del planeta”.
La Organización Meteorológica Mundial dijo el martes que de acuerdo con imágenes satelitales la humareda proveniente de la Amazonía está alcanzando la costa atlántica y el estado de Sao Paulo.
La situación ha desencadenado reacciones en distintas partes del mundo.
“En medio de la crisis climática global, no podemos permitirnos más daños a una fuente importante de oxígeno y biodiversidad. El Amazonas debe estar protegido”, tuiteó el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.
A su vez, el gobierno venezolano expresó preocupación por los incendios que se registran en esa zona y ofreció ayuda para mitigar la tragedia. En un comunicado del jueves por la tarde, Caracas dijo que según grupos de defensa del ambiente, el incremento de los incendios forestales es atribuido a una “agresiva política de deforestación por parte de intereses vinculados al ‘agronegocio’”.
AP
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