El asesino en serie británico Peter Sutcliffe, apodado por la prensa local como ‘el destripador de Yorshire’, ha muerto este viernes 13 de noviembre en un hospital de Reino Unido a los 74 años tras contraer el covid-19, informa el Servicio Penitenciario del país, citado por AP.
Se reporta que Sutcliffe se había negado a recibir tratamiento por el covid-19 y que padecía una serie de problemas de salud subyacentes. Por el momento, la causa exacta de su fallecimiento no ha sido confirmada y está siendo investigada por los forenses.
Asesinatos y captura
Sutcliffe sembró el pánico en el norte de Inglaterra en los años 1970. En 1981 fue condenado a cadena perpetua por asesinar a 13 mujeres e intentar matar a otras siete en el período entre 1975 y 1980. Su apodo le vino dado por su siniestro ‘modus operandi’, que incluía la extracción de órganos y mutilaciones abdominales y genitales.
Debido a la incompetencia policial, Sutcliffe logró evadir el arresto varias veces, lo que le permitió continuar con sus crímenes a sangre fría contra mujeres jóvenes. Según la agencia, la persecución del Destripador fue una de las más difíciles en la historia de la Policía británica y llevó a los agentes alrededor de 2,5 millones de horas de investigación.
Las víctimas mortales de Sutcliffe, la mayoría de las cuales eran prostitutas, fueron las siguientes:
- Wilma Mc Cann, 28 años (asesinada el 30 de octubre de 1975)
- Emily Jackson, 42 años (20 de enero de 1976)
- Irene Richardson, 28 años (5 de febrero de 1977)
- Patricia Atkinson, 32 años (23 de abril de 1977)
- Jayne Mac Donald, 16 años (26 de junio de 1977)
- Jean Jordan, 20 años (1 de octubre de 1977)
- Ivonne Pearson, 21 años (21 de enero de 1978)
- Helen Rytka, 18 años (31 de enero de 1978)
- Vera Milward, 40 años (10 de mayo de 1978)
- Josephine Whitaker, 19 años (4 de abril de 1979)
- Barbara Leach, 20 años (2 de septiembre de 1979)
- Margarita Paredes, 37 años (20 de agosto de 1980)
- Jacqueline Hill, 20 años (17 de noviembre de 1980)
Finalmente, en enero de 1981, el asesino fue detenido en su vehículo cuando estaba a punto de quitar otra vida. Su captura se produjo por casualidad: dos policías que estaban patrullando un barrio vieron el auto de Sutcliffe sospechosamente mal aparcado y decidieron identificar al conductor.
Mientras uno de los policías hablaba con la mujer que le acompañaba, el otro decidió revisar las placas del automóvil. En ese momento, Sutcliffe pidió permiso para ‘ir al baño’ y logró esconder en una pila de hojas las herramientas con las planeaba a matar a su víctima. Cuando los oficiales descubrieron placas falsas sobre las originales, Sutcliffe y su acompañante fueron llevados a una estación policial.
Poco después, la Policía regresó al lugar del vehículo para registrar la zona y encontraron un martillo y un cuchillo en los mismos arbustos adonde el asesino había ido con la excusa de hacer sus necesidades. Después de que los detectives informaran a Sutcliffe del hallazgo, este terminó confesando plenamente su culpa.
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