El independiente Observatorio Ciudadano Covid-19 de Nicaragua informó este sábado que, según sus registros, 2.997 personas han fallecido en el país con síntomas del coronavirus o por neumonía, incluidas 21 en la última semana.
EFE
La entidad, una red de médicos y voluntarios de todo el país centroamericano, también reportó 13.209 casos sospechosos de la enfermedad hasta el miércoles pasado, una cifra superior a los registros brindados por el Ministerio de Salud nicaragüense.
Hasta el martes pasado, las autoridades de Salud reportaban 6.509 casos confirmados y 174 fallecidos.
El Gobierno que preside el sandinista Daniel Ortega no ha precisado el número de pruebas que ha realizado y se ha limitado a informar la cifra de casos confirmados, las muertes y recuperados.
Asimismo, el observatorio alertó que 883 trabajadores de la salud han sido reportados con sintomatología asociada o presuntiva de la covid-19, entre ellos 115 que han fallecido.
En su informe, el Observatorio se refirió al inicio del proceso de vacunación contra la covid-19.
«El 2 de marzo (pasado), sin haber dado a conocer un plan de vacunación, el Ministerio de Salud dio inicio a la vacunación. Se reportaron irregularidades en la aplicación de la vacunación, que incluye la ausencia de información, como la publicación de un plan, la cantidad y tipo de vacunas, la logística de transporte y resguardo de la cadena de frío, tampoco existe un mecanismo para la solicitud de la vacuna», indicó.
Nicaragua ha autorizado el uso de la vacuna Sputnik V, de Rusia, y la Covishield, fabricada en la India, como método para enfrentar la pandemia.
Según ha informado el Gobierno, Nicaragua cuenta con 107 millones de dólares para comprar vacunas contra la covid-19.
Las autoridades han prometido que, con el apoyo del Mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que suministra el medicamento a países pobres, garantizará dosis de vacunas para los 6,5 millones de habitantes.
El Ejecutivo ha sido criticado desde diversos sectores por promover eventos masivos y aglomeraciones a contracorriente de las recomendaciones de la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y por no haber suspendido las clases presenciales en medio de la pandemia y apenas establecer restricciones.
El presidente Ortega se ha declarado en contra de la campaña «Quédate en casa» porque, a su juicio, destruiría la economía local, que se ha contraído desde 2018 y que es mayoritariamente informal.
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