Casi siete millones de personas afrontan una «crisis de hambre» en el norte de Etiopía por la guerra en la región de Tigray, que se ha expandido a las regiones vecinas de Afar y Amhara, advirtió este martes el Programa Mundial de Alimentos (PMU) de la ONU, que reclamó más fondos para atajar el problema.
En un comunicado emitido desde Adís Abeba, el PMU señaló que «la seguridad alimentaria sigue empeorando» en Tigray, donde 5,2 millones de personas tienen «necesidades urgentes».
Las existencias de alimentos en poder del organismo de la ONU y sus socios se habían agotado casi por completo hasta este lunes, cuando el primer convoy con víveres en más de dos semanas entró en la región.
El convoy, dirigido por el PMA, estaba compuesto por más de cien camiones y transportó 3.500 toneladas de alimentos, además de combustible y material de salud y refugio.
Ese convoy llegó después de que la semana pasada la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) advirtiera de que el acceso a Tigray seguía muy «restringido» y la región permanecía «bajo un bloqueo de facto de la ayuda humanitaria».
«El PMA agradece la colaboración de las autoridades federales y locales en Afar para garantizar que nuestro convoy finalmente llegara a salvo a Tigray”, dijo hoy el director regional del PMA para África oriental, Michael Dunford.
«Pero se necesita mucho más -subrayó Dunford- y este impulso debe mantenerse. De lo contrario, no podemos esperar entregar suficientes alimentos para evitar que millones de personas caigan más en el hambre».
Como consecuencia del conflicto, que empezó en noviembre pasado, unos 1,7 millones de personas corren también el riesgo de hambre en las regiones de Afar y Amhara.
“Se está acabando el tiempo para millones de personas en el norte de Etiopía y, si no obtenemos fondos adicionales de inmediato, nos veremos obligados a recortar las raciones o, lo que es peor, a detener las distribuciones», alertó Dunford.
SE NECESITAN 426 MILLONES DE DÓLARES DE AYUDA
Además de la escalada de los combates en el norte del país, la seguridad alimentaria de millones de personas en toda Etiopía está amenazada debido a un déficit de financiación sin precedentes para las operaciones del PMA en el país.
En Etiopía, la ONU estima que más de 13,6 millones de personas padecen inseguridad alimentaria por los efectos combinados de la sequía, las inundaciones, las invasiones de langostas del desierto, los altos precios de los alimentos y la pandemia de covid-19.
Y todo ello se ha visto agravado por la propagación del conflicto en partes del norte del país.
Ante esa situación, el PMA solicitó 426 millones de dólares adicionales para ampliar su respuesta de asistencia alimentaria de emergencia durante los próximos seis meses en Etiopía.
La guerra entre el Gobierno central y Tigray comenzó el pasado 4 de noviembre, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, lanzó una ofensiva contra el Frente Popular de Liberación de Tigray (FPLT) FPLT -que gobernaba la región entonces- tras una escalada de tensión políticas y en represalia por un ataque a una base militar federal.
Tras un «alto el fuego unilateral humanitario» anunciado el pasado 28 de junio, el Ejército etíope se retiró de varias ciudades -incluida la capital tigriña, Mekele-, pero las fuerzas de Amhara, que anexionaron de facto el oeste de Tigray, siguieron sin moverse.
El conflicto se ha expandido después a las vecinas Afar (este) y Amhara (suroeste).
Desde el inicio de la contienda, miles de personas han muerto, cerca de dos millones se han visto desplazadas internamente en la región y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales.
La ONU alertó a principios de julio pasado de que ya hay unas 400.000 personas en condiciones de hambruna en Tigray y 1,8 millones se encuentran al borde de ella, si bien ha admitido que la distribución de ayuda humanitaria es muy complicada.
EFE
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