En las semanas previas a que se suicidara, la camarera tailandesa Nitiwadee Sae-Tia sintió una enorme presión financiera tras perder su trabajo.
Reuters
Ella fue uno de los millones de tailandeses que se quedó sin empleo por el confinamiento para combatir la propagación del coronavirus en los centros comerciales y otros lugares públicos. Entre los establecimientos que tuvieron que dejar de operar estuvo el restaurante japonés donde trabajaba Nitiwadee, dijo la tía que encontró su cuerpo en mayo.
“Cuando abrí la puerta, me sorprendió”, dijo Praphai Yodpradit, quien sostuvo que Nitiwadee, de 50 años, se había vuelto cada vez más retraída y se la veía muy estresada después de perder su trabajo.
Aunque las cifras locales muestran que la tasa de suicidios disminuyó ligeramente en los primeros cuatro meses del año, el grupo de beneficencia Samaritanos de Tailandia dijo que había recibido entre tres y cinco veces el volumen normal de llamadas diarias a su línea de ayuda al suicida desde el confinamiento decidido a fines de marzo.
La mayor parte de los casos se relaciona con preocupaciones por problemas financieros, dijo su director, Panomporn Phoomchan.
En un intento por amortiguar el golpe, Tailandia anunció que pagaría 15.000 baht (460 dólares) en tres cuotas mensuales a quienes habían perdido sus empleos por el confinamiento. Unas 24 millones de personas solicitaron el beneficio, pero solo 15 millones calificaron, dijo un portavoz del Ministerio de Finanzas.
Los problemas financieros de muchos tailandeses se destacaron por la cobertura mediática del caso de Unyakarn Booprasert, de 59 años, que intentó quitarse la vida en abril fuera del edificio del Ministerio de Finanzas.
Desde entonces se recuperó y en diálogo con Reuters dijo que había intentado suicidarse “para hablar por otras personas que sufrieron como yo”.
Las autoridades dieron apoyo financiero a Unyakarn y el público ha donado dinero. Ella dijo que está buscando trabajo.
En el primer trimestre del año, Tailandia ha registrado un promedio de 350 suicidios por mes, una disminución del promedio mensual de 368 el año pasado.
Pero a Nattakorn Champathong, director del Centro Nacional de Prevención del Suicidio, le preocupa que eso cambie cuando la crisis inmediata de la pandemia haya disminuido pero los problemas financieros persistan.
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