El papa Francisco aseguró este viernes que para él «era un deber» ir a Irak, una «tierra martirizada», a pesar de la controversia generada con esa visita por los riesgos derivados de la pandemia y de los últimos ataques con misiles contra bases de la coalición internacional.
Francisco hizo esa afirmación en el vuelo que le lleva a Irak para un viaje de tres días, uno de los más difíciles y arriesgados de su pontificado, con la decidida intención de estar cerca de la comunidad cristiana en el país, brutalmente perseguida por los terroristas del Estado Islámico (EI).
A su llegada a Bagdad, la primera cita prevista es la del primer ministro iraquí, Mustafa Abdellatif Mshatat, conocido como Al-Kadhimi, en la sala VIP del aeropuerto de la capital. A continuación, traslado al Palacio Presidencial para la ceremonia oficial de bienvenida y la visita de cortesía al Presidente de la República iraquí, Barham Ahmed Salih Qassim, en el estudio privado del Palacio.
Al final, el primer discurso oficial que el Papa pronunciará en suelo iraquí dirigido a las autoridades, a la sociedad civil y al cuerpo diplomático, e inmediatamente después, a las 9:15 HLV, será trasladado en coche a Bagdad, a la catedral siro-católica de «Nuestra Señora de la Salvación», para el abrazo con los obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y catequistas.
EFE
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