El Papa Francisco ha manifestado este domingo su «grandísima preocupación» por «los violentos encuentros armados en la franja de Gaza e Israel, que amenazan degenerar en una espiral de muerte y destrucción».
En su encuentro con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro para el rezo del Ángelus, Francisco ha lamentado que «han muerto muchos inocentes, entre ellos incluso niños. Esto es terrible e inaceptable. Su muerte es la señal de que no se quiere construir un futuro sino destruirlo».
El Papa advierte que el aumento «de odio y violencia que implica varias ciudades en Israel es una herida grave a la fraternidad y la convivencia pacífica entre ciudadanos».
Ante una situación discriminatoria de los palestinos, Francisco ha insistido con fuerza en que «Dios ha creado a todos los seres humanos iguales en sus derechos, sus deberes y su dignidad», y ha pedido a la comunidad internacional que aumente sus esfuerzos para poner fin al conflicto.
Poco antes, en una misa especial para la comunidad birmana de Roma, el Papa había denunciado «la violencia, el conflicto y la represión en vuestro amado país», donde el general Min Aung Hlaing dio un golpe de estado el pasado uno de febrero en un cuadro de «sed de ventajas y de poder», y desde entonces reprime brutalmente las manifestaciones con un saldo de más de setecientos muertos.
El Santo Padre invitó a los doscientos participantes -y a decenas de miles de birmanos católicos que seguían la misa en “streaming” en todo el mundo- a «mantener la mirada en alto, hacia el cielo, mientras sobre la tierra se combate y se derrama sangre inocente».
En la línea del Evangelio les rogó «no ceder a la lógica del odio y de la venganza, sino permanecer con la mirada puesta en ese Dios de amor que nos llama a ser hermanos entre nosotros».
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