Perú reinició el jueves un plan nacional de pruebas de descarte de COVID-19 en barrios populares de Lima y provincias, en busca de mitigar el impacto de una segunda ola de la pandemia.
AFP
Desde tempranas horas de la mañana las brigadas médicas, resguardadas por patrullas militares, pusieron en marcha el plan que tenía como objetivo tomar pruebas a unas 10.000 personas que son vulnerables a la enfermedad por ser ancianos o padecer males crónicos, según el Ministerio de Defensa.
En Lima, en el populoso distrito El Agustino, enfermeros cubiertos de los pies a la cabeza por trajes protectores celestes, mascarillas, guantes y botas descartables tomaron pruebas de hisopado a cientos de vecinos.
«Se está viendo que los casos están incrementándose y no en la misma cantidad que la primera vez, pero no queremos que tampoco se dupliquen o tripliquen, por eso que los operativos tienen que seguir durante este año y una vez por semana», dijo a la AFP Antonieta Alarcón, Directora del Área Este de Lima del Ministerio de Salud.
Acciones similares de descarte comenzaron igualmente en las regiones sureñas de Tacna e Ica, en las andinas Puno, Apurímac y Cajamarca, en la oriental Huánuco y en las norteñas Lambayeque, La Libertad y Piura.
Perú superó en vísperas de Navidad el millón de contagios y las muertes confirmadas de COVID-19 bordean las 38.000, en medio de un rebrote del virus.
En Lima, el operativo sanitario se realizó a 2.850 personas en 685 viviendas de El Agustino. Dicho distrito es uno de los más afectados por la enfermedad: 23.000 de sus 225.000 pobladores dieron positivo a covid-19 desde marzo.
«La gente ya debe tomar conciencia y cuidarse, porque no es broma, todos estamos viendo los casos», dijo a la AFP Olga Espino, una mujer de 64 años vecina en El Agustino.
La capital peruana, que cobija a unas 10 millones de personas, de los cuales al menos dos millones viven en condiciones precarias, es uno de los principales focos de propagación del virus.
Un estudio de prevalencia del ministerio de Salud indica que el 40% de los limeños se habría infectado con el virus.
Operación Tayta
La operación sanitaria puesta en marcha recibe el nombre ‘Tayta’, padre en la lengua quechua de los antepasados andinos peruanos. En 2020, entre junio y diciembre, atendió a 315.833 personas.
«El pueblo peruano se ha relajado bastante por culpa del gobierno, aunque ya no aguantaba más la gente para trabajar, pero se han relajado demasiado», dijo Martín Santana, de 54 años, tras hacerse la prueba en El Agustino.
A los casos positivos se les brinda control médico y reciben asistencia alimentaria durante el período de dos semanas de aislamiento que deberán guardar para no contagiar.
La ministra de Salud, Pilar Mazzetti, advirtió que si bien la «pendiente de incremento de casos» no es la misma del inicio de la pandemia, lo correcto es pensar que está llevando a una segunda ola.
Los operativos de descarte se iniciaron al día siguiente del anuncio gubernamental de la compra de 52 millones de vacunas contra el covid-19 a la farmacéutica china Sinopharm (38 millones) y la británica AstraZeneca (14 millones).
Un primer lote de un millón de vacunas de Sinopharm llegará antes de fines de enero y se aplicará a personal médico.
El gobierno peruano decidió el 18 de diciembre que la vacuna se aplicará de forma gratuita a toda la población.
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