Las reuniones del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial dejan tras de sí una visión bastante pesimista de lo que le espera a la economía global, pero el director de investigación del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, lanza un mensaje para la esperanza: «Saldremos más fuertes».
Patricia de Arce / EFE
Así lo aseguró en una entrevista con EFE durante estas reuniones que se han celebrado esta semana en Washington y que han dibujado un panorama económico muy complicado.
En sus perspectivas económicas mundiales, presentadas el martes, el FMI calcula un mayor freno de lo esperado para la economía mundial en 2023 y avisa de que al menos un tercio de las economías acabará cayendo en recesión.
Y aunque fue el propio Gourinchas quien dijo la frase «lo peor está por llegar» durante la presentación del informe, en su entrevista con EFE aseguró que también hay razones para el optimismo, y además de salir de esta crisis «más fuertes» lo haremos «mejor encaminados» para afrontar retos como el cambio climático.
Recalcó que el análisis del FMI también aporta algunos «datos buenos», como la fortaleza de los mercados laborales de las grandes economías, en muchas de las cuales no solo hay un bajo desempleo, sino que ocurre lo contrario y faltan trabajadores para cubrir puestos.
Y hay otro dato que arroja algo de luz, según Gourinchas: Que pese al endurecimiento de las políticas monetarias en los países avanzados, muchas economías emergentes no están en crisis y siguen creciendo y accediendo a los mercados.
Eso no quita, en cualquier caso, que estas economías puedan sufrir más adelante cuando las vulnerabilidades crezcan, advirtió.
EUROPA Y LA ANSIEDAD ENERGÉTICA
En estas jornadas ha quedado claro que Europa es una de las regiones que más complicado lo tiene por los efectos de la guerra de Ucrania y muchos hogares están ya soportando una «fuerte presión» para asumir los costes de la energía.
«Tremendas cantidades de ansiedad» para los hogares y «tremendas» facturas, las que también están pagando los países por los suministros energéticos, dijo.
Aunque «el impulso inicial» sea «proteger» a los ciudadanos y ayudarlos ante esta tesitura, Gourinchas consideró que las políticas deben estar encaminadas a reducir la demanda de petróleo y gas y acabar así con la dependencia de mercados como el ruso. Y no dejar esa necesaria transición para después de esta crisis.
Por eso, si lo que hace falta es reducir la demanda, poner topes a los precios de la energía «no cumple» con ese objetivo, advirtió Gourinchas en línea con las palabras de la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, quien en otra entrevista con EFE se mostró contraria a estos topes que muchos países europeos defienden. «No lo hagan», dijo Georgieva.
HAY QUE PENSAR EN EL PRÓXIMO INVIERNO
Y es que para el director de Investigación del Fondo, no solo hay que pensar en este invierno, sino también en el siguiente.
«Por eso, no pensemos qué hacer en los próximos dos-tres meses. Pensemos en lo que podemos necesitar a medio o largo plazo, porque entonces los costes fiscales son potencialmente diferentes», dijo.
En cuanto a las medidas a tomar en este momento, Pierre-Olivier Gourinchas insistió en otra reclamación a los Gobiernos que el Fondo ha repetido como un mantra toda la semana: que las ayudas fiscales estén bien definidas y que sean temporales.
GRAVAR LOS BENEFICIOS EXTRAORDINARIOS NO ES LA SOLUCIÓN
No cree, en cualquier caso, que la solución sean los impuestos a los beneficios caídos del cielo, es decir, a las mayores ganancias coyunturales que disfrutan, por ejemplo, las empresas energéticas en un momento como el actual.
Países como Colombia preparan impuestos de este tipo, que han defendido esta semana en Washington organizaciones como la Comisión Independiente para la Reforma de la Tributación Corporativa Internacional (ICRICT), que codirige el Nobel de Economía Joseph Stiglitz.
Pero para Gourinchas se trata de una propuesta «delicada» que hay que pensarse mucho. Recordó, por ejemplo, que no solo las energéticas de combustibles fósiles ganan ahora más, también muchas renovables que tienen menos costes y se aprovechan de la mayor demanda.
«¿Queremos desincentivar ese tipo de productos?», se preguntó Gourinchas, quien, por otro lado, consideró que los marcos fiscales deben ser «predecibles» y permitir al contribuyente -ciudadano o empresa- saber de antemano lo que paga.
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