El crecimiento de los positivos de covid en Lisboa alerta a las autoridades sanitarias y alimenta la polémica sobre los excesos en celebraciones multitudinarias, como la protagonizada recientemente por seguidores del Sporting o la que se avecina tras la final de la Champion.
El país exhibe hoy algunas de las mejores cifras de control de la pandemia de Europa, pero se multiplican las voces de especialistas que advierten sobre el avance de la enfermedad en Lisboa.
En el fondo de la polémica, el impacto de los festejos de miles de sportinguistas en las calles de la capital durante la noche del pasado día 12, cuando el equipo ganó la Liga lusa.
En las últimas dos semanas, la incidencia en Lisboa pasó de 81 a 143 casos por cada 100.000 habitantes y los expertos llaman la atención sobre el salto experimentado en grupos de edades comprendidas entre los 20 y los 39 años.
No obstante, las autoridades únicamente dan por confirmados 20 casos relacionados con la celebración y el primer ministro, el socialista António Costa, resta importancia al impacto, aunque admite que, si es necesario, se endurecerán las medidas anticovid en la región.
«Algunas personas sí participaron en los festejos, pero otras no», ha dicho Costa en un intento de desvincular el aumento de casos de la conmemoración futbolera.
Una fiesta que ya costó un rosario de críticas al Gobierno -incluidas peticiones de dimisión del ministro del Interior-, que pueden volver a repetirse esta semana si se descontrolan las celebraciones por la final de la Champion que disputarán Manchester City y Chelsea en Oporto el sábado.
En las calles, también las opiniones se dividen.
José, que conduce un «tuctuc» turístico en el centro de Lisboa, opina que las celebraciones desbordaron los contagios y considera «arriesgada» la final de la Champion. «El fútbol se retransmite por la televisión, todo el mundo puede verlo en casa, no hay necesidad de correr el riesgo de introducir nuevas variantes y de aumentar la transmisión», dice.
Bruno, taxista, conserva algo más de optimismo: «Si las personas van al estadio y lo hacen bien, no traerá problemas, pero si hay aglomeraciones…»
El próximo viernes, el Gobierno escuchará de nuevo a los expertos antes de decidir si retoma antiguas restricciones.
VACUNAS PARA TODOS
El aumento de la expansión del virus en Lisboa y el Valle del Tajo preocupa. Tanto que el secretario de Estado de Salud, António Lacerda Sales, avanzó el martes que la campaña de vacunación se acelera y los mayores de 40 años comenzarán a ser vacunados en la región la próxima semana.
Las protestas en el resto del país no se hicieron esperar. El alcalde de Oporto, Rui Moreira, llegó incluso a hablar de «dos pesos y dos medidas» en la estrategia de combate a la pandemia.
El coordinador de la campaña de vacunación, el vicealmirante Henrique Gouveia e Melo, tuvo que salir anoche a calmar los ánimos con la promesa de que los mayores de 40 serán vacunados en los próximos días en todo el país, y los de 30 a partir del 20 de junio.
Acelerar la vacunación es clave para «salvar el verano», tal como pretende el Gobierno portugués, que tras un severo confinamiento por el descontrol de la enfermedad en el primer trimestre, inició una suave apertura que ha derivado en una «normalidad» contenida con las cifras bajo control.
El estado de emergencia se levantó, concluyó la obligatoriedad de teletrabajo y el país se acaba de abrir al turismo para «salvar» el verano.
En el Algarve, principal destino turístico luso, la economía se recupera con la llegada de los primeros turistas británicos, pero las alertas se disparan entre las autoridades sanitarias por la amenaza que suponen las variantes británica e india, que gana terreno en Gran Bretaña.
De ahí, advierten los expertos portugueses, la necesidad de agilizar la vacunación. EFE
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