El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y su par argentino Alberto Fernández se entrevistarán el próximo 1º de marzo en Montevideo, en una señal de distensión entre los dos países tras meses de agrias disputas, informó este miércoles el canciller argentino Felipe Solá en Brasilia.
El encuentro, propuesto por Bolsonaro, debería realizarse al margen de la ceremonia de asunción del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou, reveló Solá, tras ser recibido por Bolsonaro.
El mandatario brasileño «envió un abrazo para el presidente [Fernández] y [dijo] que esperaba verlo el 1º de marzo», agregó según reseña AFP.
Bolsonaro, al frente de un gobierno ultraconservador con una agenda económica liberal, apoyó el año pasado abiertamente en las elecciones argentinas al presidente saliente, Mauricio Macri, derrotado por Fernández, un peronista de centroizquierda.
Temeroso de que Fernández, heredero de una economía sumida en una grave crisis, adopte políticas proteccionistas, el gobierno de Bolsonaro llegó a amenazar con abandonar el Mercosur, formado también por Paraguay y Uruguay.
Fernández por su lado se pronunció varias veces a favor de la liberación del expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, encarcelado por corrupción hasta principios de noviembre.
– Argentina en busca amigos ante el FMI –
Antes de ser recibido por Bolsonaro, Solá se reunió con el canciller Ernesto Araújo, ante quien continuó la campaña argentina de busca de apoyos en la espinosa negociación de su deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
«Le hemos pedido a nuestros hermanos brasileños que también nos apoyen de la manera que puedan en el FMI», reveló Araújo, el mismo día en que una misión de la institución financiera multilateral llegaba a Buenos Aires.
«Es el primer paso de una etapa, de una escalera que sigue después en caso de que lleguemos a un buen acuerdo (…). Pedimos tiempo para crecer y para pagar, no vamos a caer en default nuevamente como gobierno argentino», aseguró Solá.
«El futuro de Argentina necesita de esta negociación con el frente externo y condiciona al momento de pensar en el futuro. Este condicionamiento ha influido para que no tuviéramos una ratificación inmediata del acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur», agregó.
El acuerdo entre el Mercosur y la UE, alcanzado en junio, aún debe ser ratificado por los parlamentos de los países miembros de ambos bloques.
Solá dijo también que ambos gobiernos comparten la «intención de instalar al Mercosur como marca atractiva» y defendió que el bloque «para crecer, debe hacer acuerdos con otros países».
«Vamos a tratar de no ser una traba frente a la posibilidad de avances», declaró.
AFP
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