El actual presidente de China ha generado frentes de conflicto internacional problemáticos para el país pero confía en el apoyo del aparato militar para mantenerse en el cargo.
El Partido Comunista Chino (PCCh) inició su cónclave secreo anual en el balneario de Beidaihe en medio de rumores sobre intentos de reemplazar a Xi Jingping de la presidencia.
Desde principios de agosto, los siete principales líderes del PCCh no han aparecido en los medios chinos. Aunque Xi Jinping envió sus condolencias al pueblo libanés tras las explosiones en Beirut, no se le ha visto en ninguna actividad pública. Tampoco ha aparecido en la cadena de televisión estatal.
Esto podría sugerir que se está llevando a cabo el secreto cónclave anual de Beidaihe, un balneario cerca de Beijing, en donde el liderazgo del PCCh se reúne sin anuncios, comunicados de prensa y contacto público.
Este año se presenta como especialmente problemático. El PCCh ha creado varios frentes de tensión internacional al tiempo que enfrenta diversos problemas domésticos.
Las provocadoras actividades militares de Beijing en el estrecho de Taiwán, el mar de China Meridional y el mar de China Oriental, así como el conflicto fronterizo con India, han ocasionado un declive en las relaciones con los países vecinos.
Al mismo tiempo, el abandono de la Declaración Conjunta Sino-Británica para impulsar una ley de seguridad nacional en Hong Kong, y el tratamiento de la población musulmana en la provincia de Xinjiang, desencadenaron sanciones por parte de países del mundo libre.
En lo interno, el PCCh enfrenta inundaciones en el sur; sequía en el norte; epidemias de diversas enfermedades infecciosas en China. También han surgido voces contra el régimen de las élites sociales con una economía en deterioro.
Ese panorama ha exacerbado las luchas internas entre las facciones del partido.
El portal The Epoch Times citó al reportero del periódico financiero Nikkei, Katsuji Nakazawa, quien informó sobe movimientos políticos de oponentes de Xi Jjinping para desplazarlo del poder.
Una carta abierta que circuló en línea en marzo pidió una reunión ampliada del Politburó para discutir «el tema», es decir, si Xi debería renunciar. La carta fue compartida en la popular plataforma de redes sociales WeChat.
Además, un tweet del administrador de fondos de cobertura y crítico frecuente de Beijing, Kyle Bass, se volvió viral en abril. Según sus fuentes, dentro de la élite china hay agitación para sustituir al actual mandatario.
En un discurso reciente, el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, pidió al mundo libre que actúe junto con el pueblo chino para impulsar un cambio real en China.
“Cambiar el comportamiento del PCCh no puede ser la misión únicamente del pueblo chino. Las naciones libres tienen que trabajar para defender la libertad. Si el mundo libre no cambia, la China comunista seguramente nos cambiará», advirtió Pompeo.
Aunque, la lucha por el poder en Beijing se intensificará, parece poco probable que el presidente sea derrocado a través de la reunión de Beidaihe.
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