Los residentes de la Comuna 20 de Cali, el primer y más grande barrio informal de la tercera ciudad de Colombia, organizaron una velatón el lunes 3 de mayo en honor a los manifestantes muertos tras cinco días de violentas protestas.
Por BBC Mundo
«Había niños y madres, era un ambiente familiar», recuerda Kevin Reyes, un líder social en la zona. La celebración se había tomado la rotonda que conecta al barrio con el resto de la ciudad.
«Hacia a las 8:30 p. m. empezamos a escuchar que venía el Esmad (el Escuadrón Móvil Antidisturbios)… luego llegó un helicóptero en el que sonaba el himno nacional y se emitía una luz reflectora como si estuviera buscando gente», recuerda.
Y ahí empezó un enfrentamiento en el que Reyes vio «policías y militares encapuchados disparando armas semiautomáticas y fusiles».
El martes, la comunidad de Siloé, como también se conoce al barrio, cuenta varios fallecidos y desaparecidos. Ahora esperan realizar una nueva velatón en su honor.
Y la violencia pareció trasladarse el martes en la noche de Cali a Bogotá, donde, después de una día de protestas pacíficas, se presentaron ataques contra centros de atención de la policía y unidades de detención.
Colombia entró hace una semana en una espiral de protestas y enfrentamientos violentos entre manifestantes y fuerza pública. Choques inéditos en su historia reciente por su alcance y constancia.
Los datos disponibles son preliminares y no están consolidados. La Defensoría del Pueblo contabilizaba este martes más de 19 muertos, 89 desaparecidos y miles de heridos.
Pero solo en Siloé el lunes, por ejemplo, la alcaldía de Cali contabilizó cinco muertos.
La escalada de la violencia en todo el país —con Cali como epicentro pero también en municipios pequeños y de tamaño medio— tiene las principales carreteras bloqueadas, decenas de peajes destrozados y cientos de edificios públicos y privados quemados.
El gobierno de Iván Duque, que propuso este martes una mesa de negociación con todos los sectores incluyendo manifestantes, atribuye la violencia a infiltrados de grupos guerrilleros y terroristas, así como a vándalos que aprovechan para saquear el comercio.
Los críticos, sin embargo, hablan de masacres a mano del Estado tras el anuncio del mandatario de militarizar las calles. El general en jefe del ejército, Eduardo Zapateiro, llegó a Cali para liderar lo que llama la «recuperación de la ciudad».
Mientras tanto, cientos de videos que cada quien parece interpretar según su posición vuelan por las redes sociales y los chats de vecinos para amplificar la zozobra que inunda al país.
«Violencia comunitaria»
En otra zona de Cali, una más acomodada conocida como Ciudad Jardín, el lunes en la noche también se reunió la comunidad local en la calle.
Estacionaron decenas de camionetas en las calles para evitar la entrada del «vandalaje».
Y reportaron: «Todo el mundo está con chaleco antibalas, fierros (armas) y aquí estamos todos (…) preparados para repeler cualquier enemigo», se oye en uno de los videos que recogió BBC Mundo.
Dos testigos de los enfrentamientos en Cali dijeron a BBC Mundo temer por la salida a las calles de grupos de civiles armados que buscan apoyar a la fuerza pública en su lucha contra los llamados «vándalos».
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