Varias protestas y arrestos se registraron este miércoles en Louisville (Kentucky, EEUU) poco después de que la fiscalía desestimara acusar de asesinato a los policías involucrados en la muerte de la mujer negra Breonna Taylor en su apartamento en marzo pasado.
EFE
Varias marchas y protestas ocuparon el centro de Louisville nada más conocerse la noticia de la imputación por parte del fiscal general del estado de Kentucky por la muerte de Taylor, que solo afecta a un agente y no por disparar contra el apartamento de la fallecida, sino por hacerlo contra una vivienda contigua a la de la víctima.
La decisión de la fiscalía justifica la actuación de dos de los tres policías en la entrada a tiros y supuestamente sin identificarse en el apartamento de Taylor en un registro sobre tráfico de drogas relacionada con un exnovio de la mujer en marzo.
Imágenes de las televisiones locales mostraron varias marchas por una ciudad que está bajo estado de emergencia para prevenir posibles disturbios y daños materiales, mientras que la Guardia Nacional y las fuerzas del orden locales patrullaban las calles.
Las autoridades del Louisville han declarado un toque de queda a partir de las 9 de la noche y la red de transporte público cerrará para limitar el impacto de las protestas.
La policía realizó detenciones durante la tarde, mientras que imágenes en redes sociales mostraban la llegada a la ciudad de grupos de ultraderecha armados, algo que en el pasado ha desembocado en altercados violentos y varias muertes.
La muerte de Taylor, junto con la de George Floyd en Mineápolis en mayo pasado, desencadenaron una ola nacional de protestas que exigía justicia racial y el fin del uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes del orden.
El fiscal general de Kentucky, Daniel Cameron, explicó en una rueda de prensa que, después de una «investigación exhaustiva», su equipo determinó que los agentes que dispararon contra Taylor no violaron la ley estatal, porque lo hicieron en respuesta a los disparos del novio de la joven, Kenneth Walker, que tenía licencia de armas.
Taylor recibió seis impactos de bala disparados por dos policías, Jonathan Mattingly y Myles Cosgrove, y ese último fue el que disparó el tiro que costó la vida a la joven.
Sin embargo, ninguno de ellos enfrentará cargos porque «de acuerdo con la ley de Kentucky, el uso de la fuerza por parte de Mattingly y Cosgrove estaba justificado, para protegerse a sí mismos» de los disparos de la pareja de Taylor.
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