El presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, asumirá el 10 de diciembre con una economía en recesión, la tercera tasa de inflación más alta del mundo, una moneda que pierde su valor día a día y una reestructuración de deuda pendiente.
Desde el mercado financiero esperan señales del mandatario electo sobre su política económica, que deberá apuntar a desacelerar la tasa de inflación y mejorar las cuentas fiscales sin descuidar los graves problemas sociales de Argentina, cuya pobreza trepó por encima del 35% de la población.
A continuación, los principales retos en detalle que Fernández deberá enfrentar:
TIPO DE CAMBIO
Durante los casi cuatro años del presidente Mauricio Macri el peso se devaluó cerca de un 85%, lo que alimentó la tasa de inflación, que en septiembre alcanzó 53,5% anual.
La desconfianza en el peso y la incertidumbre política desde que Fernández superó por amplio margen a Macri en las elecciones primarias de agosto llevó a una dolarización de los ahorros. El derrumbe del mercado forzó al banco central a imponer un control de capitales para limitar el acceso a dólares.
Sin embargo y a pesar de los controles, en la última semana la autoridad monetaria tuvo que desprenderse de unos 1.600 millones de dólares de sus reservas para contener al peso.
“La gente entra al ‘home banking’ o las empresas tratan de dolarizarse por un tema de desesperación”, dijo a Reuters Mariano Sardans, presidente ejecutivo de la gerenciadora de patrimonios FDI en Buenos Aires.
“Alberto Fernández, ya fuera de campaña, tiene que empezar a arreglar la economía con sus discursos, con sus dichos, generando confianza, generando expectativas y va a depender de eso el tipo de cambio”, agregó.
En la madrugada del lunes, tras el triunfo de Fernández, el banco central dijo que reducirá hasta diciembre el límite de compra de dólares a 200 por mes desde los 10.000 dólares mensuales que regía para las personas físicas.
DÉFICIT FISCAL
Argentina en el 2018 acordó con el Fondo Monetario Internacional un plan de financiamiento por 57.000 millones de dólares en el que se comprometió a alcanzar un equilibrio fiscal primario en 2019 y un superávit primario de 1% del PIB en 2020.
La recesión económica que afectó la recaudación fiscal y los crecientes gastos que afronta el Estado indexados por inflación alejan al país del cumplimiento de las metas, Martín Vauthier, economista de Eco Go en Buenos Aires.Vauthier.
“Además de renegociar la meta (con el FMI), va a tener que tomar definiciones para que no se deterioren más las cuestiones fiscales”, dijo el economista.
En campaña Fernández criticó el aumento de las tarifas de los servicios públicos que promovió Macri para reducir los subsidios y, así, equilibrar las cuentas públicas.
Además de prometer “desdolarizar” las tarifas, Fernández dijo que volverá a entregar medicamentos gratis a los jubilados.
INFLACIÓN
Eco Go estima que en el 2019 la inflación se ubicará en un nivel cercano al 60%, pero que el dato final dependerá de lo que suceda con el dólar y las tarifas de los servicios públicos en noviembre y diciembre.
Fernández propone un acuerdo económico y social para promover una desaceleración de la inflación, a la que considera “un problemón” y dijo que estará conforme si termina su mandato con una inflación de un dígito.
RECESIÓN
La economía, que había logrado crecer en el 2017, comenzó su tendencia negativa en el segundo trimestre del 2018, afectada por una histórica sequía en el campo y dudas sobre el programa financiero del país, que llevó a una devaluación del peso y a una importante alza en la tasa de interés.
Fernández criticó las altas tasas de interés que impulsó el banco central, que se convirtieron en un obstáculo para la producción de la industria local, y prometió reactivar la economía a través de estímulos al consumo.
“Lo primero que tenemos que hacer es promover el consumo y, además volver a ser exportadores”, agregó.
REESTRUCTURACIÓN DE DEUDA
El derrumbe del mercado tras las elecciones primarias llevó al Gobierno de Macri a anunciar en agosto que deberá extender los plazos de pago de la deuda con tenedores privados y con el FMI.
Fernández cuenta entre sus colaboradores con Guillermo Nielsen, un exsecretario de Finanzas que llevó adelante la reestructuración de deuda de 2005, cuando el país acordó con 76%por ciento de los bonistas grandes quitas para reestructurar unos 100.000 millones de dólares en deuda en default desde el 2001.
“Necesitamos ganar tiempo y no hacer quitas. Diferir las obligaciones en el tiempo y que suban de un modo más amesetado, no exponencialmente”, dijo Fernández a fines de septiembre.
Según el Gobierno, la deuda del país totalizaba 310.800 millones de dólares a fines de septiembre, un 68% del Producto Interno Bruto (PIB).
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