Katie Crowder, una madre consumidora de cocaína, ha sido encarcelada de por vida este miércoles por quemar a su hija Gracie de 19 meses con agua hirviendo hasta dejarla morir en su casa de Mansfield (Reino Unido). La pequeña estuvo al menos una hora sin recibir ayuda de su progenitora y falleció poco después de ser llevada al hospital el pasado 6 de marzo debido a las quemaduras profundas que sufría en el 65% de su cuerpo, según ha publicado el ‘Daily Mail’.
Por La Razón
La mujer, de 26 años, no acudió en su auxilio inmediatamente antes de llevarla a la casa de sus padres en la misma calle. Al llegar Katie al hogar de sus progenitores, entró en pánico en cuanto le abrieron la puerta: “Está muerta, está muerta”. Su madre, ante la sorpresa, le preguntó: “¿Qué diablos has hecho?”, a lo que ella respondió: “No sé, la encontré así”. En el juicio, los fiscales indicaron que “no fue una muerte repentina”, y agregaron que “le habría llevado alrededor de una hora morir a la pequeña”.
Después de que Crowder fuese condenada a un período mínimo de 21 años de prisión por el Tribunal de la Corona de Nottingham, el juez del caso Jeremy Baker dijo que el crimen fue “tan perturbador como trágico” y agregó que la niña habría sufrido un “dolor intenso” que la llevó a gritar violentamente, angustiarse y buscar la manera de escapar de la fuente de calor.
La importante pérdida de líquidos en los vasos sanguíneos de la menor, causada por las lesiones sufridas, provocó un fallo multiorgánico grave que le llevó a la muerte. “Por alguna razón, en lugar de buscar atención médica inmediata para Gracie, que bien pudo haberle salvado la vida, Katie no buscó la ayuda de sus padres, que vivían a pocos metros de distancia, hasta después de la muerte del bebé”, comentó el juez, agregando que “a partir de entonces, todos los intentos de salvar su vida, tanto por parte de los paramédicos en el lugar de los hechos como por los médicos del hospital, fueron inútiles”.
Por otro lado, el magistrado señaló que tuvo en cuenta los informes psiquiátricos que concluían que Crowder sufría depresión y “trastornos mentales y de comportamiento”, secundarios al abuso de drogas, en el momento en que mató a Gracie. Katie le había enviado un mensaje de texto a su pareja la noche anterior a la muerte de Gracie, diciendo que estaba “contemplando tomar medidas drásticas” porque estaba “harta” de que sus padres intentaran hacerse cargo de la niña. Sin embargo, el juez dijo: “No estoy de acuerdo de que esto conllevara necesariamente a matar a su hija”. El magistrado explicó que sus acciones equivalían a un “grave abuso de confianza”.
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