Los cuerpos de salvamento de Brasil rescataron este jueves a varias personas con hipotermia que seguían refugiadas en sus casas, en medio de las inundaciones que mantienen gran parte de la ciudad de Porto Alegre bajo el agua desde hace casi dos semanas.
EFE
Las temperaturas se desplomaron hasta mínimas de 9 grados centígrados en los últimos días, con una lluvia que no cesa, y en medio de la inundación hay barrios que siguen sin electricidad, ni calefacción.
El municipio de Canoas, uno de los más afectados por la crecida sin precedentes del río Guaíba, tiene cerca de 70.000 casas rodeadas e inundadas por el agua.
Los rescatistas recorren en lancha lo que antes eran calles y ahora es un río con agua gélida que dificulta aún más la situación de los afectados.
Buscan a las personas que permanecen en sus casas, inundadas desde hace dos semanas, y que se resisten a salir a pesar de que en el último par de días el agua volvió a subir a la altura de las señales de tráfico.
Carlos Fortunato, un hombre que supera los 50 años, fue rescatado con hipotermia, acurrucado encima de un tejado en el barrio Matias Velho de Canoas.
Llevaba una chaqueta fina y estaba tiritando de frío y casi sin sentido. Los rescatistas le dieron los primeros socorros y lo llevaron al hospital.
Beatriz Repieri, una médica voluntaria procedente de São Paulo, explicó a EFE que están aumentando el número de atenciones médicas de urgencias porque hay personas que trataron de permanecer en casa «todo lo posible» porque tenían miedo a los saqueos.
Uno de los hombres que han atendido llevaba cinco días con la pierna rota, pero solo hoy accedió a salir de casa, derrotado por la hipotermia y la deshidratación.
«Tienen mucho miedo a que la casa sea saqueada, y se quedan todo lo que pueden. En las últimas dos noches la temperatura cayó absurdamente y ahora están saliendo, y están viniendo», dijo la doctora Repieri.
Cuando se recupere, Fortunato se podrá unir a su mujer y su hija, que le esperan desde hace días en uno de los 389 refugios temporales que han montado las autoridades en todo el estado de Rio Grande do Sul, para dar cobijo a cerca de 77.200 personas que perdieron sus casas y no tienen adonde ir.
Los temporales que azotan el sur de Brasil desde finales de abril han causado el desbordamiento de varios ríos, que barrieron con violencia algunos pueblos en la sierra y provocaron una crecida sin precedentes del río Guaíba, que sumergió bajo las aguas a gran parte de la región metropolitana de Porto Alegre, la capital regional.
Según el último boletín oficial, la tragedia climática ha causado 152 muertos, ha dejado 104 desaparecidos y ha desplazado a unas 615.000 personas de sus hogares, en su gran mayoría en Rio de Grande do Sul, estado fronterizo con Argentina y Uruguay.
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