Tras el fallido levantamiento militar propiciado por Juan Guaidó, presidente encargado designado por la AN, muchos venezolanos se han sentido frustrados por la lentitud del cambio, sobre todo en las coyunturas de la vida diaria. Coinciden, por demás, en que la esperanza de que el líder opositor desaloje a Nicolás Maduro de Miraflores es cada vez menor.
Analistas señalan que el resultado más probable ahora es que el status quo continúe, ya que Maduro gana confianza en que su represión contra la oposición quedará relativamente impune y Guaidó busca una nueva estrategia para mantener al público lleno de energía.
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“Vamos bien, pero bien mal”, dijo Rafael Narváez, un conductor de taxi en la occidental ciudad costera de Punto Fijo. “Ya ese ‘vamos bien’ se convirtió en un chiste y para mí de mal gusto”, destacó.