El volcán filipino Taal, que entró en actividad el fin de semana, sigue siendo peligroso, aunque en la zona se respire una ligera “calma” aparente, dijeron las autoridades locales el jueves 16 de enero.
Decenas de sismos sacuden diariamente esta región, hay fisuras en el suelo y el magma sigue hirviendo bajo el volcán, señales que hacen temer una gran erupción.
Las autoridades se esfuerzan en convencer a los 50.000 habitantes evacuados de sus casas el domingo de que no vuelvan a sus casas y sigan en los refugios.
Pero los ciudadanos quieren regresar, recoger sus bienes, alimentar a su ganado y ver si sus casas no han sufrido grandes daños.
“Por favor, por ahora dejennos estudiar qué está pasando y qué significa”, dijo a la prensa Maria Antonia Bornas, científica que trabaja en la agencia de sismología de Filipinas.
“La calma puede ser solo una pausa en la actividad volcánica y el peligro sigue ahí”, dijo.
Desde el domingo, las autoridades advierten del riesgo de una erupción “explosiva” en las próximas “horas o próximos días”.
El volcán Taal, que se sitúa a unos 100 km de Manila, es uno de los más activos de Filipinas. Su última erupción se remonta a 1977.
El archipiélago de Filipinas se encuentra en el “Cinturón de fuego” del Pacífico, donde las placas tectónicas entran en colisión y causan sismos y fuerte actividad volcánica.
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