El Año Nuevo es uno de los más festejados a nivel mundial. Es una celebración que trasciende religiones, culturas y en la que la gran mayoría de la humanidad se une para despedir el año saliente y recibir al entrante.
Hace relativamente poco se celebra fin de año a fines de diciembre, debido a que tan solo cuatro siglos atrás era más común hacerlo el 20 y 21 de marzo, momento del equinoccio, es decir cuando el Sol está exactamente sobre la línea del Ecuador.
Algunas culturas, en especial los pueblos originarios del sur del continente americano, festejaban el Año Nuevo en el solsticio, en particular el del 21 de junio, que coincide con el de invierno en el hemisferio sur.
Las coincidencias, por otro lado, se concentran en la celebración del segundo solsticio del 21 de diciembre -de invierno en el hemisferio norte y de verano en el sur-, y en esta jornada se vive el día más largo del año en el hemisferio sur y el más corto en el norte.
En el hemisferio norte, los días comienzan a hacerse cada vez más largos a partir del solsticio de invierno, y esto se traduce en que el regreso del Sol implica un motivo de festejo para la mayoría de las culturas.
El significado de los solsticios proviene del latín y significa ‘Sol quieto’ o ‘estático’. Se producen por la inclinación del eje de rotación de la Tierra, lo que hace que varíe la iluminación de la Tierra a lo largo del movimiento del planeta en su órbita alrededor del Sol.
Según explica la ciencia, los rayos del sol inciden de manera diferente sobre la superficie de la Tierra durante el año. A partir del solsticio de invierno, y durante los siguientes seis meses –hasta el de verano– la incidencia de los rayos solares aumenta, hasta llegar al día más largo del año en el hemisferio norte sobre el 21 de junio.
En la Argentina se festeja según el calendario gregoriano, que sustituyó en 1582 al Calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 d.C. Desde la prehistoria que el fin de año y comienzo del próximo es una época alegre. El frío se aleja, las plantas y flores muestran sus más vívidos colores y aromas, renacen las hierbas de uso medicinal, muchas frutas y verduras de estación en su mejor momento, muchas personas aprovechan para agradecer, pedir, y las familias por lo general se juntan, es época de encuentros.
Así es como aparecen los ritos, prácticas que sirven para atraer el amor, el dinero, la salud y la abundancia. En todo el mundo, varían las maneras de festejar, las modalidades de ritos y rituales han variado de acuerdo a las culturas y los tiempos históricos. Pero todos coinciden en algo: son celebraciones en donde para muchos un nuevo ciclo representa una ventana de posibilidades para aquellos que quieren trabajar los siguientes 12 meses y cumplir con sus propósitos:
Roma y el Natalis Solis Invictis
Los romanos históricamente se caracterizaron por festejar el 25 de diciembre con la fiesta del Natalis Solis Invicti, es decir el Nacimiento del Sol Invicto, en honor al nacimiento de Apolo. A su vez, se vincula con Saturno, por lo que duraba cerca de siete días, jornadas en las que los romanos disponían todos los negocios, guerras, intercambiaban regalos y liberaban durante ese periódo a sus esclavos.
El Inti Raymi de los Incas
Antiguamente llamada Wawa, se trata de una ceremonia incaica y andina en la que cada solsticio de invierno -es decir los 24 de junio en el hemisferio sur- se organizan fiestas en honor a Inti, el dios Sol. Hoy en día se mantiene como un rito para muchas otras comunidades indígenas del legado incaico, algunas asentadas en Ecuador, Colombia, Perú, Chile, Bolivia y en el Noroeste y Cuyo argentino.
Litha, dónde la magia es más poderosa
Es una de las 8 festividades o Sabbat celebradas por los wiccanos y marca el solsticio de verano. De acuerdo a lo estipulado por algunos estudiosos, el significado de su nombre es “rueda”, ya que hace alusión al Sol en su máximo esplendor, mientras que para otros Litha quiere decir fuego, por el apogeo de la energía del astro. Es de origen pagano, nórdico y viene después de la festividad Beltane o ‘fiesta de la llegada del verano celta’. Lithan coincide con el día más largo del año en el hemisferio norte, y es el momento en el que se celebra la abundancia, la luz, la alegría, el calor y el brillo de la vida, que proporciona el Sol. De acuerdo a esta creencia, en este período, este cuerpo celeste transforma las fuerzas de destrucción en amor y verdad.
Egipto, con las miradas en la Luna
La tradición para los pobladores es observar la Luna, antes de que suenen las doce campanadas de la medianoche. Para los egipcios, el nacimiento del sol estaba relacionado con el rejuvenecer y el regenerar. Se exponían al Sol, y se abrían las compuertas de los diques para así dar paso a la inundación y fertilizar los campos. A su vez, se festejaba una gran fiesta donde se podían ver grandes banquetes de comida, alimentos varios, vinos de todos los tipos y variedades, música y danzas, como así también barcas adornadas viajaban por el Nilo con guirnaldas decorativas de flores.
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