Rusia y Ucrania se acusaron mutuamente de bombardear una cárcel en la que se encontraban prisioneros de guerra en territorio controlado por los separatistas prorrusos, un ataque que según el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dejó más de 50 muertos y constituye «un crimen de guerra».
AFP
Previamente, el Ministerio ruso de Defensa dijo que el ataque se llevó a cabo con misiles de largo alcance suministrados a Ucrania por Estados Unidos.
Esta «sangrienta provocación del régimen de Kiev» estaba destinada a disuadir a las tropas ucranianas de deponer las armas y rendirse, aseguró Moscú.
Rusia afirmó que entre los muertos se encontraban miembros del batallón Azov, una división que ganó notoriedad por defender el puerto ucraniano de Mariúpol (sur) frente al avance de las tropas rusas.
Pero Zelenski culpó directamente a Moscú por el ataque en la región ocupada de Olenivka.
«Es un crimen de guerra ruso deliberado, un asesinato de masa deliberado de prisioneros de guerra ucranianos. Más de 50 muertos», afirmó en su alocución diaria.
Zelenski indicó que un acuerdo para que los combatientes del batallón Azov depusieran las armas, auspiciado por la ONU y la Cruz Roja, incluye garantías para su seguridad y salud, y pidió a ambas entidades intervenir como garantes.
Los integrantes del batallón se rindieron en mayo tras un prolongado e intenso asedio ruso contra Mariúpol.
Zelenski también llamó a la comunidad internacional, en especial a Estados Unidos, a declarar a Rusia como estado patrocinador del terrorismo.
Anexión inaceptable
En tanto, el secretario estadounidense de Estado, Antony Blinken, conversó el viernes con su par ruso, Serguéi Lavrov, por primera vez desde el inicio de la guerra, para advertir a Moscú de que no aceptaría una anexión rusa de territorio ucraniano.
«Era muy importante que los rusos escucharan directamente de nosotros que no será aceptado -y no solo no será aceptado, sino que resultará en costos adicionales para Rusia, si lo hace», declaró Blinken a periodistas en Washington.
Horas antes, Zelenski visitó el puerto de Chornomorsk en el sur de Ucrania para supervisar la carga de un barco con granos para exportar, bajo un plan respaldado por la ONU para sacar cereales que estaban varados por el bloqueo naval ruso.
Según la presidencia ucraniana, las exportaciones se podrían retomar «los próximos días».
En otro impacto económico de la guerra, la agencia de calificación financiera S&P rebajó el viernes en tres escalones la nota de la deuda a largo plazo de Ucrania a CC.
«Ucrania pidió a sus acreedores extranjeros diferir por 24 meses los pagos sobre toda su deuda externa», dijo S&P en un comunicado. «Luego de esta solicitud, pensamos que un default sobre la deuda soberana en divisas extranjeras es una casi certeza», sostuvo la agencia.
«Horrendo crimen de guerra»
Tras el ataque a la prisión, la televisión estatal rusa mostró lo que parecían ser celdas destruidas, con camas metálicas enmarañadas, pero no se pudieron ver víctimas.
El ejército ucraniano negó haber realizado el ataque diciendo que sus fuerzas «no lanzaron ataques de misiles ni artillería en la zona de Olenivka».
Culpó a las tropas rusas de estar detrás del ataque con el objetivo de «acusar a Ucrania de haber cometido crímenes de guerra y encubrir las torturas de los prisioneros y las ejecuciones que llevaron a cabo» en la cárcel.
«Rusia cometió otro horrendo crimen de guerra», escribió el ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, en Twitter.
Ucrania afirma que capturó a miles de militares rusos durante la invasión y comenzó a juzgar a algunos de ellos acusados de crímenes de guerra.
El viernes, un tribunal ucraniano redujo a 15 años de prisión la condena a cadena perpetua impuesta a un soldado ruso condenado en mayo por matar a un civil en Ucrania.
Ataques en Mikolaiv
En el sur de Ucrania, al menos cinco personas murieron y siete resultaron heridas tras un bombardeo ruso que alcanzó una parada de autobús en la ciudad de Mikolaiv, cerca del mar Negro, según el gobernador regional Vitaly Kim.
Mikolaiv es el mayor núcleo urbano controlado por Ucrania cerca de las líneas del frente en la región de Jersón, donde el ejército ucraniano ha lanzado una contraofensiva para recuperar el control del territorio costero de importancia económica y estratégica.
Más de la mitad de la población de esta ciudad, de 500.000 habitantes, ha huido desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero.
La presidencia ucraniana dijo el viernes que ataques rusos contra esta misma ciudad golpearon el jueves un punto de distribución de ayuda humanitaria, hiriendo a tres personas.
En la región oriental de Donetsk, el gobernador Pavlo Kyrylenko aseguró que las fuerzas de Moscú mataron a ocho personas e hirieron a 19 en ataques el jueves.
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