Casi un mes después de las inundaciones en Derna, en el este de Libia, los sobrevivientes luchan por superar el impacto psicológico. Muchos de ellos estos abatidos por las pérdidas materiales y otros siguen sin noticias de sus seres queridos.
AFP
Los aguaceros extremos de la tormenta Daniel provocaron la ruptura de dos represas cercanas a la ciudad el pasado 10 de septiembre, y sus aguas golpearon, como un tsunami, el centro de Derna.
El torrente arrasó barrios enteros y dejó esta ciudad portuaria partida en dos. Cientos de personas fueron arrastradas hasta el mar Mediterráneo, donde murieron ahogadas.
«Derna está partida en dos. Es un reflejo de lo que sienten sus habitantes», comentó Mayssam Hasedi, que perdió a más de 20 familiares en las inundaciones.
Oficialmente, más de 4.000 personas han sido reportadas como muertas, pero miles más siguen en paradero desconocido en la zona.
Después de haberse aferrado a la esperanza de hallar sobrevivientes, los habitantes de Derna ahora se desesperan viendo la llegada constante de cadáveres sacados del mar.
«Casi todos en la ciudad están de luto y sufren», declaró Michel-Olivier Lacharite, jefe de emergencias de Médicos Sin Fronteras.
«Algunos niños se niegan a beber agua por miedo a ahogarse», indicó Lacharite tras reunirse con sobrevivientes en Derna.
«Los pacientes se quejan de recuerdos recurrentes, de no poder dormir entre las 02H30 y las 05H00», la hora en que la ola mortal sumergió la ciudad.
– Pérdida y devastación –
Las inundaciones de septiembre fueron la última catástrofe, hasta la fecha, que sufre este país norteafricano, golpeado por la guerra y la anarquía desde que un alzamiento respaldado por la OTAN en 2011 depuso y mató al dictador Muamar Gadafi.
El impacto psicológico del desastre se sentirá también por mucho tiempo entre los rescatistas, en especial los buceadores que recuperaron cientos de cadáveres, según grupos de ayuda.
La Organización Mundial de la Salud indicó que «existen tremendas necesidades de salud mental y seguirán emergiendo cuando comience a disiparse el impacto inicial de la devastación y pérdida que han sufrido».
El Comité Internacional de Rescate (IRC) advirtió el martes del «inmenso coste psicológico del desastre para los afectados, especialmente en la ciudad de Derna, una de las zonas más golpeadas».
El grupo de ayuda envió equipos médicos al sitio tras la catástrofe, incluyendo profesionales de salud mental.
Señaló que trabaja con el Ministerio de Salud libio para establecer una unidad de salud mental.
«Con barrios enteros arrasados, cuidar del bienestar mental de los afectados debe ir mano a mano con los servicios básicos», expresó Elie Abouaoan, director del IRC para Libia.
– Comunidad destrozada –
Los niños, traumatizados por los desplazamientos y la pérdida de sus casas y seres queridos, se ven particularmente impactados.
Socios de Unicef han «informado de varias instancias de suicidios, retraimiento, falta de sueño, mojar la cama (…) entre los niños, especialmente en los refugios», indicó el organismo de la ONU.
Además, decenas de menores quedaron bajo tutela estatal por la muerte de sus familias, según las autoridades.
Más de 42.000 personas permanecen desplazadas, según las últimas cifras de la Organización Internacional para las Migraciones.
La prioridad actual para las autoridades es reconstruir Derna, sus edificios y puentes, pero debe ir de la mano de la reconstrucción mental y social de sus habitantes que necesitan apoyo de largo plazo para aceptar y manejar lo inaceptable, advierten los especialistas.
La magnitud de la devastación en el corazón de la ciudad dejó inservible la mayor parte de su infraestructura de servicios, y los hospitales que quedaron en pie no tienen cómo recibir más pacientes.
Gran parte de las instalaciones médicas de la ciudad ya no están en pie, dejando a los traumatizados residentes de Derna pocos lugares dónde ir en busca de apoyo psicológico.
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