El plato de salmón a la plancha se le enfría delante mientras sigue contestando preguntas. La agenda exige comer a la carrera mientras atiende a la prensa. Pedro Sánchez, Pablo Casado, González Laya, Ana Palacio, Javier Solana, Fernández de la Vega… A todos les transmitirá el mismo mensaje: «En la Europa actual no hay espacio para una dictadura». Lo dice Svetana Tijanovskaya (Mikashevichy, URSS, actual Bielorrusia, 1982), la mujer que ha puesto contra las cuerdas al régimen de Alexander Lukashenko, el autócrata que se aferra al poder con pucherazos electorales y violencia de Estado.
Todo comenzó el pasado verano, cuando las autoridades bielorrusas metieron en la cárcel a su marido, el activista Serguei Tijanovski, y ella decidió presentarse en su lugar a las elecciones. El teléfono de su casa sonó y una voz anónima no la amenazó a ella, sino a sus hijos. Ahora acude a Madrid rodeada de guardaespaldas.
Pregunta.- ¿Puede describirme aquella llamada de teléfono?
Respuesta.- Estaba preparada para rendirme. Pero me di cuenta que muchísima gente confiaba en mí. Por eso decidí seguir con la campaña electoral.
P.- ¿A qué ha tenido que renunciar para continuar en esta lucha?
R.- Estas elecciones han dejado muchas víctimas, muertos e inválidos por la violencia y la gente ha dicho basta. Yo misma me he cansado. Mi marido está en la cárcel y no veo a mis hijos. La gente ha cambiado, igual que yo.
P.- ¿El régimen sigue torturando a opositores?
R.- Sí. Así mantiene a la gente asustada. Pero no va a servirle de nada. Hemos cambiado para siempre y ya hemos dejado de tenerle miedo.
P.- ¿Cuántos presos políticos hay en las cárceles de Bielorrusia?
R.- Hay 157 opositores en este momento en las prisiones de Bielorrusia, pero 2.000 personas fueron detenidas en agosto.
P.- ¿Para qué ha venido a España?
R.- Quiero contar la verdad sobre Bielorrusia. Sé que en España la gente conoce el hecho de que sea una dictadura, pero vengo a contar cómo nos sentimos. Es importante que entiendan qué sucede allí para apoyar las sanciones económicas sobre el régimen de Lukashenko. Quiero que vean que somos íntegros.
P.- ¿Se siente apoyada por las autoridades europeas en su campaña?
R.- [Pausa larga, como si midiera sus palabras] Estoy muy agradecida. El hecho de que la UE no reconozca a Lukashenko como un presidente legítimo ha sido muy inspirador para nuestro pueblo. Estamos de acuerdo con que se impongan sanciones contra su Gobierno pero no nos gusta que sean tan livianas. Esas sanciones no son comparables al sufrimiento de la gente que sigue en la cárcel o que recibe torturas. Si además España pone sanciones propias estaré aún más agradecida.
P.- ¿Qué propone hacer con Lukashenko cuando caiga? ¿Juzgarlo? ¿Mandarlo al exilio?
R.- Lo primero que queremos es un proceso de transición pacífico, no como sucedió en Ucrania. Si debe salir del país o no es un punto de discusión en estos momentos. Por supuesto tienen que dar la cara ante la justicia por las víctimas que ha dejado, pero tenemos que pensar en el futuro también. No sabemos si es mejor dejarlo marchar. Lukashenko es un cadáver político que aún no sabe que lo es.
Lee la entrevista completa en El Mundo
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