Svetlana Tijanovskaya, la candidata que se enfrentó al dictador Alexander Lukashenko, un antiguo aliado del chavismo, prepara la transición y su regreso a una «Bielorrusia libre», reportó el diario español El Mundo.
Por Primer Informe
«Es todo mérito de la gente bielorrusa…En este escenario tantos apostaron por la libertad y por el futuro«, asegura desde su exilio en Lituania.
Reconoce que obtuvo la confianza de la gente en las urnas y que aunque nunca se sabrán las cifras reales debido al fraude perpetrado en los comicios: «Hemos visto el apoyo que la gente me ha mostrado. Sabemos que somos mayoría. Está claro quién ha ganado y quién ha perdido«.
Tijanosvskaya no se dedicaba a la política sino que llegó de forma accidental a la contienda por la presidencia. Su esposo, Sergei Tijanovsky, un popular bloguero en su país, era originalmente el candidato pero el dictador Lukashenko lo encarceló para evitar su participación en las elecciones.
«La gente confió en mí porque no soy un político. Soy una persona normal. Me miran a mí y se ven a ellos mismos luchando», explica.
Enemigo de la dignidad de la gente
Además de retar al dictador, Tijanovskaya reivindicó el papel de la mujer bielorrusa en la política de ese país.
«Lukashenko es enemigo de la dignidad de la gente», dice. Comenta que en un primer momento, los ciudadanos salieron a luchar contra el recuento ‘oficial’ de las elecciones y que la violencia con la que reaccionó la policía fue un «shock» para todos.
«¡Levantó tal ola de odio, fue tal la incredulidad y la incomprensión por lo que estaba pasando! Lukashenko se convirtió en enemigo del pueblo. Incluso los que dudaban dejaron de hacerlo ante los crímenes que ha cometido», asegura.
Tijanovskaya aseguró que está dispuesta a volver a su país cuando esté planteada la salida de Lukashenko del poder.
«Cuando por fin tengamos un diálogo con las autoridades de cara a una transición. Cuando percibamos que hay unas negociaciones que apuntan hacia unas elecciones transparentes, justas y libres. Creo que entonces el país será lo suficientemente seguro para poder volver».
La líder opositora sostiene que Lukashenko ya no es el presidente del país. Y en su opinión, los tribunales deben determinar los delitos que el dictador ha cometido en los 26 años que ha estado ocupando la presidencia del país.
Sin embargo, de entrada Tijanovskaya deja abierta la posibilidad de que Lukashenko se vaya al exilio. Dice que si él lo decide ahora, el pueblo bielorruso lo dejará marcharse. Pero ese escenario, aclara, es una prerrogativa del cuestionado mandatario.
Un país diferente
Tijanovskaya es muy optimista frente al futuro luego de Lukashenko y confía en las capacidades de los ciudadanos del país para transformarlo. «Nos acostumbraremos a vivir en un país diferente», dice.
«La nueva generación de bielorrusos ha viajado mucho y ha visto cómo se vive en otros países, donde las autoridades respetan a la gente».
Los bielorrusos, dice, aprendieron a ser ciudadanos. «En cinco años podemos ser un país estable desde el punto de vista económico. Un país libre, pero también con buenos salarios. Un país donde las autoridades no amenacen», augura la líder.
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