Las amplias sanciones estadounidenses contra Venezuela anunciadas el lunes 5 de agosto, son el esfuerzo más reciente del gobierno del presidente Donald Trump, para presionar a Nicolás Maduro y sacarlo del poder. Pero hay más por venir.
Dos altos funcionarios del gobierno estadounidense dijeron a McClatchy que se trabaja en opciones no militares que pudieran aislar más a Maduro y su círculo cercano, más allá de las sanciones del lunes, que congelan los bienes y el dinero de Caracas en Estados Unidos y prohíben transacciones con el régimen.
“Este proceso ha sido largo y no se ha filtrado nada”, dijo uno de los funcionarios, refiriéndose al trabajo sobre las nuevas sanciones. “Esto es algo que Maduro debe temer, y estamos trabajando en otras cosas también”.
Uno de los funcionario dijo que las nuevas medidas —que no se habían usado en América Latina en más de tres décadas— se planearon durante meses y son reflejo de un proceso entre muchas agencias en el que no afloraron las fricciones, los desacuerdos y las filtraciones que frecuentemente han afectado medidas clave de política exterior de la administración de Trump.
“Este no es el caso de una agencia en desacuerdo con otra”, dijo el representante federal republicano Mario Díaz-Balart. “Y no es una decisión política; no tiene nada que ver con un interés electoral”.