Túnez volvió a superar por segunda semana consecutiva el centenar de muertes diarias, la cifra de mortalidad más alta del continente, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta rebasar la barrera de las 17.000 víctimas mortales desde el comienzo de la pandemia.
Se estima que 4,5 de los doce millones de tunecinos han contraído el virus y cerca de 4.000 decesos ligados al coronavirus no han sido contabilizados por el sistema, declaró este jueves el director general de Sanidad, Faicel Bensalah, ante la comisión parlamentaria que prepara el proyecto de ley del estado de emergencia sanitaria.
Por su parte, el ministro de Salud, Faouzi Mehdi, aseguró este jueves que esta cuarta ola, acelerada tras la aparición de la variante delta a finales de junio, se encuentra en pleno pico con una incidencia media nacional de 800 casos por cada 100.000 habitantes y que en algunas regiones del interior como Tataouine (sur) alcanza los 1.700 casos.
Ante esta situación, el Gobierno apuesta por acelerar la campaña de vacunación y llama a la ayuda internacional, a la que se han sumado ya una decena de países como Arabia Saudí, Francia y China con donaciones por un total de 3,5 millones de dosis, además de material médico. Por otro lado, el Estado ha movilizado al Ejército con el fin de llegar a las zonas rurales del país y a aquellas personas con movilidad limitada.
Según Mehdi, el Gobierno tunecino ha solicitado cerca de 14 millones de dosis de las que sólo ha recibido hasta el momento 2,5 millones debido a la escasez mundial de vacunas.
Otro de los problemas a los que se enfrenta el precario sistema de sanidad público- con una ocupación de las plazas en UCI del 90 %- es la escasez de oxígeno médico, explicó el responsable, ya que el consumo nacional diario alcanza los 200.000 litros, el doble de su producción, lo que ha obligado a importar grandes cantidades desde la vecina Argelia y Kuwait.
Desde principios de junio, 21 de los 24 departamentos permanecen bajo un confinamiento total, una medida que había sido descartada a nivel nacional por el Ejecutivo que justificó por las repercusiones sociales y económicas a las que se enfrenta el país.
En su lugar, prolongó hasta el 31 de julio el toque de queda- impuesto entre las 20.00 horas y las cinco de la mañana-, la prohibición de desplazamientos entre provincias, las celebraciones sociales y eventos deportivos y religiosos.
Sin embargo, ante la llegada de la fiesta del Aid el Adha (celebración del sacrificio), una de las más importantes del calendario musulmán y que se celebra el próximo martes 20 de julio, las autoridades no han previsto nuevas restricciones, lo que hace temer un nuevo repunte en los próximos días.
Desde que comenzó la campaña de vacunación a mediados de marzo, cerca de dos millones de ciudadanos han recibido al menos una de las dosis y poco más de 800.000 tienen la pauta completa. Pese a las acciones de sensibilización, tan sólo 3,4 millones de personas se han inscrito en la plataforma digital «EVAX» para ser vacunadas de manera voluntaria y gratuita. EFE
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