Una huelga paralizó el jueves el tráfico ferroviario de Grecia y las protestas se multiplicaron contra un sector que acumula los «fracasos», según admitió el gobierno tras el choque frontal de dos trenes que dejó al menos 57 muertos.
AFP
Cerca de 700 manifestantes se congregaron frente a la sede del operador ferroviario Hellenic Train en Atenas para expresar su indignación ante la peor catástrofe ferroviaria de la historia del país.
En Tesalónica, la segunda ciudad del país, fueron más de 2.000 manifestantes, algunos de los cuales lanzaron piedras y bombas incendiarias. Un portavoz de la policía precisó que la situación volvió a la calma poco después.
El accidente ocurrió el martes por la noche cerca de Lárisa (centro), cuando un convoy de viajeros chocó de frente con otro de mercancías en la vía que conecta Atenas con tesalónica, las dos principales ciudades del país.
Al menos 57 personas murieron en la colisión, según el último balance policial del jueves. En el parte anterior, eran 48 víctimas y no se excluye que aparezcan nuevos cuerpos en el amasijo de hierros carbonizados de la colisión.
«Hay 57 muertos» y «es posible que haya alguien en el tren que no haya sido declarado como desaparecido» hasta el momento, dijo la portavoz policial Constantia Dimoglidou.
Las autoridades decretaron tres días de duelo nacional.
El portavoz del gobierno, Yiannis Economou, prometió una investigación sobre los «retrasos en la ejecución de los trabajos ferroviarios causados por las deficiencias crónicas del sector público y décadas de fracasos».
En Atenas, la multitud guardó el jueves un minuto de silencio en homenaje a las víctimas.
Las manifestaciones coincidieron con una huelga de 24 horas convocada por la federación de sindicatos del sector.
Los trabajadores denuncian la «falta de respeto» hacia el sector, por parte de sucesivos gobiernos, y atribuyen a esa desconsideración «este trágico resultado».
Negligencia
El primer ministro Kyriakos Mitsotakis aseguró el miércoles que el accidente será investigado a fondo. «Todo demuestra que, lamentablemente, el drama se debe a un trágico error humano», declaró.
El jefe de la estación ferroviaria de Lárisa, señalado como responsable de la catástrofe, fue detenido unas horas después.
El hombre, de 59 años, estaba de guardia cuando ocurrió el accidente y «reconoció lo que hizo», confirmó su abogado. Se expone a prisión perpetua.
Los sindicatos aseguran sin embargo que llevaban años señalando las deficiencias de seguridad en esta vía.
El ministro de Transportes dimitió unas horas después de la tragedia y su sustituto ofreció el jueves sus «disculpas» a los familiares de las víctimas.
Cinco años después de la privatización de la compañía ferroviaria Hellenic Train, que fue vendida al grupo italiano Ferrovie dello Statto (FS), los sistemas de seguridad todavía no han sido automatizados.
«Calvario»
Una portavoz de los bomberos dijo a la AFP que los equipos de rescate trabajaron toda la noche para encontrar a sobrevivientes.
Las posibilidades de encontrarlos vivos disminuye con el tiempo, insistió.
«Era un tren lleno de estudiantes, de jóvenes de una veintena de años», declaró Costas Bargiotas, médico del hospital de Lárisa.
El vagón restaurante se incendió y la temperatura en su interior alcanzó los 1.300º C, según los bomberos. Muchos cadáveres quedaron calcinados.
«Nadie pudo darme información. Sobre si mi hija estaba herida, si estaba en cuidados intensivos. Nada», lamentó la madre de una estudiante de 23 años que viajaba en el tren.
Junto con su marido, realizó una prueba de ADN para saber si su hija está entre los cuerpos calcinados o aplastados.
«No tendremos respuestas rápidas», le advirtieron los médicos.
Su marido, Lazaros, de 49 años, cuenta que se enteró del accidente por la televisión. «Desperté a mi mujer y le pregunté si nuestra hija no viajaba en ese tren. En ese momento empezó nuestro calvario», contó.
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