El Gobierno de Colombia tiene clara su ruta en las relaciones internacionales, que incluye su posición frente a conflictos o situaciones internas de otros países que ponen en riesgo la democracia y el respeto, por supuesto, al poder popular.
La política internacional que puso en marcha el presidente Gustavo Petro está priorizada en el multilateralismo y todas sus implicaciones en relación con el respeto de soberanías y autodeterminación de los pueblos, en la promoción y gestión por la paz y la defensa sin excusas del Derecho Internacional Humanitario.
Bajo esas circunstancias y por solicitud de las partes –el Gobierno y la oposición política de la República Bolivariana de Venezuela–, el Gobierno colombiano ha trabajado en gestiones para garantizar unas elecciones transparentes y el respeto por los resultados. Además, el presidente Gustavo Petro invitó a los actores políticos a hacer un acuerdo entre las partes sobre garantías poselectorales.
Una vez realizadas las elecciones, el pasado domingo 28 de julio, y las circunstancias presentadas, el Gobierno de Colombia –a través del presidente Petro y de la Cancillería– ha solicitado a las autoridades venezolanas un escrutinio transparente, el conteo de votos y la veeduría internacional sobre las actas y los resultados finales.
Asimismo, hemos adelantado una intensa agenda de conversaciones con los gobiernos de México y Brasil, tanto a nivel de presidentes como de cancilleres, como también con el Gobierno y todos los sectores políticos de Venezuela, y hemos consultado con otros gobiernos, en el claro propósito de crear las condiciones necesarias y buscar un acuerdo por la convivencia y la paz política en el hermano país.
Toda esta gestión se ha adelantado dentro de la mayor discreción y prudencia, como lo exige el momento. Estamos convencidos de que estamos acudiendo a los canales más expeditos para lograr los propósitos señalados.
Por otra parte, se explicó la razón por la cual Colombia se abstuvo de votar el “Proyecto de Resolución sobre las elecciones en Venezuela del 28 de julio de 2024”, en el marco de la Organización de Estados Americanos (OEA). Recordamos que desde 2019 Venezuela no hace parte de este escenario multilateral, por lo que cualquier decisión que se tome allí no tiene una incidencia real sobre la situación venezolana.
Por eso ratificamos que la decisión de Colombia no ha sido de ninguna manera ambigua. Por el contrario, ha sido firme, precisamente, para defender la democracia.
Lo que está en juego en Venezuela es la vida y la paz, por lo que Colombia debe tener firmeza en las acciones de apoyo, junto con otros gobiernos, para lograr el entendimiento entre todos los sectores políticos en el hermano país.
Y no podemos olvidar que compartimos una inmensa y activa frontera, además de estrechos vínculos históricos, familiares, culturales y económicos. Tampoco podemos perder de vista la significativa población colombiana y venezolana que vive allí.
En todas esas condiciones, Colombia mantiene la firmeza y la convicción por la diplomacia que promueva la paz y la reconciliación. Eso requiere cabeza fría.
El presente y el futuro de la democracia en la región están en manos de la región misma y de acciones y pronunciamientos que en realidad la promuevan. Ese es nuestro compromiso.
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