El Kremlin está dispuesto a cortar su principal gasoducto con Alemania si Occidente lanza un embargo petrolero contra Rusia. En el frente, Moscú ha intensificado sus bombardeos mientras la invasión sigue estancada.
El Kremlin está preparado para ir a la ‘guerra energética’ con Occidente y amenazó con limitar el suministro de gas a Europa si se lanza un embargo petrolero contra Rusia. Un escenario, dice Moscú, que llevaría el barril de petróleo por encima de los 300 dólares —más del doble del máximo histórico marcado en 2008—. Mientras, el lento avance de la invasión terrestre sobre Ucrania y los escasos resultados de las negociaciones en la frontera han ido acompañados de un incremento de los bombardeos indiscriminados contra las principales ciudades del país. «Por favor, boicoteen las importaciones a Rusia», fue el último ruego a Occidente del presidente Volodímir Zelenski, quien resiste, por duodécimo día consecutivo, atrincherado en la capital ucraniana.
El viceprimer ministro Alexander Novak ha señalado este martes que Rusia tiene todo el derecho a tomar medidas si se imponen sanciones a sus exportaciones energéticas, como establecer un embargo al gas que llega a Europa a través del gasoducto Nord Stream 1. «Hoy en día, Europa consume alrededor de 500.000 millones de metros cúbicos de gas al año, y el 40% de esto proviene de Rusia. Durante décadas, Rusia ha sido un socio confiable, pase lo que pase. E incluso ahora, Gazprom cumple plenamente con sus compromisos contractuales, sus obligaciones de entregar gas a Europa», afirma en declaraciones recogidas por la agencia Interfax. En la línea de combate, el Ejército ruso sigue concentrado en el frente del sureste, donde la toma de la ciudad portuaria de Mariúpol se ha convertido en el principal objetivo estratégico de las fuerzas ocupantes, pero se están encontrando con una resistencia numantina. Con el asalto a Kiev paralizado desde hace una semana, Moscú se ha cebado con los bombardeos contra Járkov, Melitopol y la propia Mariúpol. En la jornada del lunes, los de mayor intensidad se sufrieron en Mykolaiv, que también da salida al mar Negro y fue sometida a un intenso fuego de artillería y mortero desde la madrugada del lunes.
«Han atacado nuestra ciudad de forma deshonrosa y cínica, mientras la gente dormía», dijo el gobernador de la región de Mykolaiv en un mensaje en Facebook, en el que reconocía la muerte de ocho soldados mientras descansaban en su cuartel. Sin embargo, agregó el funcionario, no han logrado doblegar la defensa ucraniana, que lleva desde el fin de semana resistiendo el embate ruso. La toma de Mykolaiv, de 480.000 habitantes y cercana a Jersón —la primera ciudad en ser ocupada por los rusos—, sería el paso previo al asalto a Odesa, puerto clave del sur al que desde hace días apunta una flota de buques de guerra rusos desplegada en el mar Negro. En los mercados, el pánico a una ‘guerra energética’ hizo que el crudo llegara a tocar los 139 dólares por barril de Brent —máximos de 14 años— durante una jornada marcada por la volatilidad. Las declaraciones del canciller alemán, Olaf Scholz, descartando que su país vaya a limitar las compras de petróleo ruso relajaron los precios, que cerraron en 123 dólares por barril. El gas, la gasolina y la electricidad, entre otros productos energéticos, también registraron fuertes subidas. Sin embargo, medios estadounidenses han publicado que la Casa Blanca estaría dispuesta a seguir adelante con el boicot petrolero incluso sin respaldo de sus socios al otro lado del Atlántico, cuya dependencia energética del gigante euroasiático es enorme.
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