La justicia consideró este lunes innecesario forzar al primer ministro británico, Boris Johnson, a acatar una ley que lo obliga a pedir otro aplazamiento del Brexit a falta de un acuerdo con la UE, que sigue pidiendo a Londres que modifique sus propuestas.
Intensificando los contactos, Johnson habló por teléfono durante el fin de semana con el presidente francés Emmanuel Macron y con sus homólogos finlandés, holandés y portugués. Y este lunes lo haría con los de Dinamarca, Suecia y Polonia, informó su portavoz.
Al mismo tiempo, el principal negociador británico, David Frost, reanudó los contactos en Bruselas y el ministro del Brexit, Steve Barclay, viajó a Holanda y el martes debía visitar otras capitales europeas.
La semana pasada, Johnson presentó su muy esperada propuesta de divorcio y pidió a los 27 que hagan concesiones para llegar a un acuerdo.
De lo contrario, su país abandonará la UE a finales de mes de forma brutal, aseguró, pese a que el Parlamento británico aprobó en septiembre una ley que le impone pedir una nueva prórroga de tres meses si no ha logrado un trato con la UE al 19 de octubre, justo después de la cumbre europea. En la ley figura incluso el texto de la carta que el gobierno debería enviar a Bruselas.
Desde hace semanas crece la especulación de que Johnson tratará de encontrar una brecha legal o incluso pedirá a algún país de la UE que vete un eventual aplazamiento del Brexit.
En ese contexto, un empresario, una diputada y un abogado proeuropeos pidieron a un tribunal de Edimburgo (Escocia), que impusiese al líder conservador solicitar el aplazamiento a falta de acuerdo en las próximas dos semanas.
El tribunal consideró, sin embargo, este lunes que el gobierno dio «garantías inequívocas» de que acataría la ley y desestimó la demanda.
«No estoy convencido de que sea necesario que el tribunal conceda las órdenes solicitadas o cualquier variante de ellas», señaló el juez.
Pero advirtió que si Johnson elude de algún modo aplicar lo estipulado resultaría «destructivo» para la «confianza mutua» entre los tribunales y los políticos.
– «Más realismo y claridad» –
El gobierno de Johnson ha asegurado en repetidas ocasiones que respetará la legislación y volvió a hacerlo el viernes en un documento presentado al tribunal de Edimburgo.
Sin embargo, esta afirmación entra en abierta contradicción con el discurso oficial de Johnson, quien asegura a los cuatro vientos que el Reino Unido abandonará la UE a final de mes, «pase lo que pase», y no ha explicado cómo piensa hacerlo.
Tras el referéndum de 2016 en que el Brexit se impuso por 52%, el Reino Unido debía haber abandonado la UE el pasado marzo. Pero ante el reiterado rechazo por parte del Parlamento del acuerdo de divorcio negociado con Bruselas por la anterior primera ministra, Theresa May, la fecha fue aplazada dos veces, hasta este 31 de octubre.
Johnson, que llegó al poder a finales de julio, quiere modificar el punto más conflictivo del texto: cómo mantener abierta la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la vecina República de Irlanda -miembro de la UE- para no amenazar el frágil acuerdo de paz que en 1998 puso fin a tres décadas de sangriento conflicto.
El domingo, advirtió en su conversación telefónica con el francés Macron que ésta es la «última oportunidad» de obtener un acuerdo, y que los líderes europeos no deberían confiar en que el Parlamento británico impida una salida brusca.
Sin embargo, los 27 afirman seguir esperando que Londres modifique algunos puntos de su propuesta que consideran «problemáticos».
Tras reunirse con Barclay este lunes, el ministro de Relaciones Exteriores holandés, Stef Blok, afirmó que la propuesta de Londres «necesita más realismo y claridad esta semana».
Macron afirmó por su parte que la EU realizará un balance de las negociaciones a «finales de semana para evaluar si es posible un acuerdo».
Los cancilleres europeos se reúnen el día 15 para preparar la cumbre y se considera que para entonces debería saberse si hay o no lugar a un trato.