Una de las víctimas de la red de tráfico de menores y de abuso sexual de la dupla compuesta por Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, dejó asentado en una declaración de 2015 detalles escabrosos de cómo eran las interminables orgías en las mansiones que el financista tenía alrededor del mundo y de las sesiones de sexo que la obligaban a mantener con un integrante de la Familia Real británica, el príncipe Andrew.
Virginia Roberts Giuffre -de 36 años- fue una de las damnificadas del tejido ilegal de la pareja que ostentaba, además, sus múltiples contactos en lo más alto de los círculos políticos y empresarios de los Estados Unidos y Europa. En documentos de una antigua declaración de Giuffre ante investigadores de la corte de Nueva York sobre Epstein -quien murió en su celda de un penal de Nueva York por presunto suicidio el 10 de agosto de 2019-, la joven relató cómo fueron los encuentros con el príncipe y sus gustos sexuales.
“Fueron los 10 minutos más largos de mi vida”, contó Giuffre. Al parecer, durante ese sexo no consentido, Andrew se obsesionó con los pies de Roberts quien por entonces tenía 17 años y era menor de edad. “Tracé una línea con fetiches extremos, especialmente uno que involucraba a mi lengua y mis pies”, dice la descripción de la mujer. Ambos estaban bañándose en la piscina de Epstein cuando el príncipe comenzó a mirar sus pies. Y a obsesionarse con ellos. ”No fue difícil llevarlo al punto de que quisiera tener el resto de mí, así que nos retiramos para mi recámara para hacer los 10 minutos más largos de mi vida”.
Comenzó a lamerle sus pies, especialmente el arco de los mismos. “Momentos después, sin ningún tipo de emoción adicional, estalló en éxtasis, dejándome en soledad y consternada. Estaba aliviada de ver que la experiencia sólo pasaría por él, supe que nunca sería más que una musa”, describió la joven al darse cuenta que estaba siendo utilizada maquiavélicamente para satisfacer los deseos del monarca. No habría cuento de hadas, ni de princesas.
Todo ocurrió en 2001, cuando lo conoció y fue obligada a tener sexo con él en una de las propiedades en Europa de la relacionista pública. Giuffre denunció que tanto Epstein como Maxwell la utilizaron para vincularse con el integrante de la Familia Real. Durante años, Andrew fue un gran amigo de la empresaria, quien lo introdujo al círculo más íntimo del financista norteamericano. Ambos se encargaban de llenar de favores de todo tipo a sus influyentes amigos, incluido el príncipe.
Al retornar de esos viajes, Epstein se preocupaba en saber cómo había estado todo. No se detenía en los detalles sexuales, sólo le interesaba conocer si su amigo había estado satisfecho, contó Griuffre. “Sabiendo que la evaluación de mi desempeño ya había sido discutida entre ellos, simplemente respondí con un asentimiento de aprobación”, relató la mujer. “Aunque me reí con Jeffrey sobre la extraña fijación del Príncipe en mis pies y digamos que estaba bastante molesto con la peculiar obsesión de Andrew, y se rió de mi excéntrico encuentro”.
Un títere
Giuffre, quien ha acusado al príncipe de tener sexo con ella cuando era menor de edad, reveló que el duque de York abusó de ella y de Johanna Sjoberg usando un títere de látex de sí mismo. Los supuestos hechos ocurrieron en la mansión de Epstein en Nueva York en el año 2001 y fueron narrados por la víctima en el mismo manuscrito que fue hecho público por la jueza de Nueva York Loretta Preska, magistrada en la causa contra Maxwell.
Giuffre detalló cómo el duque abusó de ella frente a Epstein y Maxwell. Y describió como en la Pascua de 2001 Maxwell la convocó al estudio del primer piso de la casa de Epstein en Manhattan, Nueva York. Entonces, la pareja entregó a Andrew una marioneta suya usada en el programa de sátira británico de la década de 1980, Spitting Image.
Luego, de acuerdo al relato de Giuffre, el hijo de la reina Isabel II usó el títere para manosear a Roberts y Johanna Sjoberg en la que llamó “la casa del horror”. Después de presuntamente abusar sexualmente de ambas, el duque de York recibió un “masaje erótico” por Giuffre, que entonces tenía 17 años.
“Ghislaine me llevó al sofá en el que Andrew estaba descansando y me hizo girar para que el tuviera una buena vista antes de sentarme en su regazo. Fue fácil darles lo que deseaban, todo lo que tuve que hacer fue fingir que me entretenían con sus gestos lascivos, y cuando Andrés tomó mi pecho con un muñeco con su imagen, solo me reí”, relató la víctima.
“Mi trabajo era entretenerlo sin fin, ya sea que eso signifique complacerlo con mi cuerpo durante un masaje erótico o simplemente llevarlo a pasear en caballo”, detalla la declaración de Roberts, quien hoy vive en Australia. Según recordó, “la mansión estaba completamente vacía, salvo por un par de empleadas y un par de guardaespaldas”.
La misión encargada por Epstein y Maxwell no acababa allí: tenía que viajar a Nueva York para reportar lo sucedido.
Si quieres recibir en tu celular esta y otras informaciones descarga Telegram, ingresa al link https://t.me/albertorodnews y dale click a +Unirme.