Una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó este martes a Argentina para negociar un nuevo programa, que el Gobierno ya adelantó que pretende que sea de «facilidades extendidas», lo que supondrá mayores condiciones para reemplazar el préstamo ‘stand-by» por 44.000 millones firmado en 2018.
EFE
La misión encabezada por Julie Kozack y Luis Cubeddu se quedará poco menos de dos semanas en Buenos Aires para iniciar las negociaciones formales con las autoridades argentinas.
«El diálogo se centrará en la agenda fiscal, monetaria y estructural de las autoridades para el mediano plazo con el objetivo de anclar la estabilidad macroeconómica y sentar las bases para un crecimiento inclusivo y sostenible», informaron fuentes del organismo.
La incertidumbre a la que está sujeta la economía argentina, pese a haber reestructurado su deuda soberana con éxito este año, pone en un lugar clave el acuerdo con el FMI: además de cursar su tercer año de recesión, mantiene una inflación persistente, producto de un déficit fiscal sin financiamiento genuino que se traduce en caída de reservas, presiones cambiarias y pobreza. En tanto, un vencimiento con el Club de París en el segundo trimestre de 2021 le pone una fecha final al acuerdo.
Por eso el ministro de Economía, Martín Guzmán, ya ha estado dando señales sobre el avance de las negociaciones.
Que lo que se busca, como escenario base, es que ese nuevo programa suponga recibir fondos del propio organismo para enfrentar todos los vencimientos del préstamo de 2018, de capital e intereses. Los más abultados se concentran en 2022 y 2023, cerca de unos 20.000 millones de dólares por año. No se ha explicitado si se pedirán fondos adicionales.
Que Argentina intentará alcanzar un programa de facilidades extendidas con el FMI, ya que permite al gobierno argentino un período de repago mayor del capital en cuotas entre el año 4 y el año 10 luego del desembolso.
En tanto, dijo que busca cerrar las negociaciones antes de abril próximo con una aprobación en el Congreso.
La Administración de Alberto Fernández quiere renegociar el crédito que firmó la administración de Mauricio Macri en 2018, cuando el FMI le prestó unos 57.000 millones de dólares, el mayor préstamo en la historia del organismo, que sin embargo no contuvo una crisis económica, de los cuales sólo 44.000 millones de dólares fueron desembolsados.
CONDICIONES
Pero ese programa de facilidades extendidas supone aprobar una serie de las llamadas reformas estructurales, una de ellas en el sistema previsional. De hecho, el Gobierno anunció anoche que buscará modificar por ley la fórmula de actualización de las jubilaciones, atándola a la recaudación para cuidar la sustentabilidad fiscal.
Otras señales que dio Guzmán es que desde el pico de estrés cambiario del 24 de octubre pasado trata de mantener «una especie de puente de estabilidad de alrededor de 60 a 90 días», mientras trabaja en un «programa de estabilización macroeconómica plurianual» que también enviará al Congreso.
En tanto, si bien pretende obtener la aprobación del Presupuesto 2021 con un déficit primario del orden 4,5 %, su equipo ha mencionado un rojo primario de 6,6 o 7 % para este año, por debajo del 8,3 % presupuestado. Y ha explicado que el déficit del año próximo podría ser menor gracias a la reducción del gasto asociado a la pandemia, de los subsidios en las tarifas de servicios públicos y por el ajuste previsional.
El FMI pide un consenso político que respalde el programa, por lo que Economía enviará al Congreso un proyecto de ley que establece que el Poder Legislativo deberá aprobar un nuevo acuerdo con el FMI y toda nueva deuda en moneda extranjera.
El Gobierno mira además con atención quién ocupará el Departamento del Tesoro de los EE.UU. en la nueva Administración de Joe Biden. Ese país es clave en el directorio del FMI y, por lo tanto, en la aprobación del nuevo acuerdo.
«Tenemos un grado mayor de seguridad de que va a haber apoyo con la Administración Biden que con la Administración de (Donald) Trump, porque hemos tenido dos o otros experiencias. La más importante en la negociación con los bonos soberanos porque no hubo ninguna proactividad por parte de EEUU», contó el canciller argentino, Felipe Solá, a radio Metro.
«Igual la negociación se cerró y bien, pero en algún momento se pidió ayuda al Departamento del Tesoro por su cercanía con los administradores de los bonos y no hubo una respuesta productiva, para nada», señaló.
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