Una mujer de entre 30 y 40 años y presumiblemente venezolana, murió este martes al intentar cruzar un paso ilegal entre Ecuador y Colombia, dijeron testigos y miembros de los equipos de emergencia.
La víctima intentaba llegar al territorio colombiano atravesando una trocha y resbaló y cayó al río Carchi, frontera natural entre los dos países, que estaba crecido por las últimas lluvias en la región.
«La mujer intentó cruzar el río, resbaló, la corriente estaba muy fuerte y la arrastró», explicó un lugareño dedicado a pasar mercadería de forma clandestina a caballo.
Por su parte, John Mora, comandante de Bomberos de Ipiales, ciudad colombiana fronteriza con Ecuador, indicó que su cuerpo había sido alertado por su contraparte en Tulcán, ciudad ecuatoriana en la divisoria, de que «una persona habría caído en el río, en el sector de El Brinco».
Inmediatamente se puso en marcha un operativo en el que intervinieron además personal del Ejército de Colombia y Bomberos de Tulcán, que lograron dar con el paradero del cuerpo, que fue localizado en el sector conocido como el Hotel Turístico, sobre el lado colombiano.
El comandante añadió que el cuerpo iba a ser trasladado al sector del puente internacional de Rumichaca, en la frontera común, «donde las autoridades competentes harán los respectivos trámites».
Aunque no pudo precisar la identidad de la fallecida, indicó que tenía aproximadamente 30 o 40 años de edad y presumiblemente era de nacionalidad venezolana, que «habría estado realizando el paso en el sector de El Brinco y fue arrastrada por el río».
Mora aclaró que este tipo de rescates «se están presentando de manera frecuente» y que las personas que intentan cruzar por pasos ilegales ponen en riesgo su vida.
«Queremos indicarles a estas personas que eviten realizar este tipo de pasos porque las condiciones climáticas hacen que el río esté bastante crecido, con corriente y están siendo arrastrados», advirtió.
En el operativo de localización, rescate y traslado del cuerpo participaron diez unidades de bomberos de Tulcán, del Ejército colombiano y del Cuerpo de Bomberos de Ipiales, además de vecinos de la comunidad.
La esperanza de un futuro mejor que hace dos o tres años empujaba a los migrantes venezolanos hacia el sur se ha diluido en los últimos meses de pandemia por el hambre, el temor y la humillación avivadas por una crisis sanitaria que hunde al continente en la miseria.
Hoy la ruta suele conducir hacia el norte, porque muchos aseguran que es «mejor vivir la miseria de uno con su familia».
Con las barreras bajadas en toda Latinoamérica por el coronavirus, muchos migrantes se ven abocados a tirarse al río Carchi o cruzarlo por alguna de las 36 trochas repartidas en la provincia ecuatoriana homónima, empleadas por el contrabando y la migración ilegal, por un precio entre 15 y 30 dólares por cabeza. EFE
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