El año pasado, una científica de la NASA aseguró que Titán, la luna más grande de Saturno que alberga mares y lluvias de hidrocarburos, puede llegar a albergar una “extraña vida alienígena basada en metano”. Fue la investigadora planetaria Amanda Hendrix, una de la líderes del nuevo programa de exploración de mundos océanicos de la NASA (Roadmaps to Oceans World Group), que explicó que objetos como Titán «representan la mejor posibilidad, en nuestro sistema solar, de encontrar vida.
Hoy, una nueva investigación científica parece darle la razón a Hendrix, ya que colegas suyos de la Agencia Espacial de EEUU han identificado una molécula en la atmósfera de Titán que nunca se había detectado en ninguna otra atmósfera: ciclopropenilideno o C3H2.
Los científicos afirman que esta molécula simple basada en carbono puede ser un precursor de compuestos más complejos que podrían formar o alimentar una posible vida en Titán. Los investigadores encontraron C3H2 utilizando el observatorio de radiotelescopio ALMA (Atacama Large Millimeter / submillimeter Array, por sus siglas en inglés) ubicado en Chile. Allí, detectaron C3H2, que está compuesto de carbono e hidrógeno, mientras examinaban un espectro de firmas de luz únicas recolectadas por el telescopio. Estos revelaron la composición química de la atmósfera de Titán por la energía que sus moléculas emitían o absorbían.
“Cuando me di cuenta de que estaba mirando ciclopropenilideno, lo primero que pensé fue, bueno, esto es realmente inesperado”, aseguró el doctor Conor Nixon, científico planetario del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, quien dirigió la búsqueda de ALMA. Aunque los científicos han encontrado C3H2 distintas partes de la galaxia, hallarlo en la atmósfera de Titán fue una sorpresa. Esto se debe a que el ciclopropenilideno puede reaccionar fácilmente con otras moléculas con las que entra en contacto y formar diferentes especies. Hasta ahora, los astrónomos han encontrado C3H2 solo en nubes de gas y polvo que flotan entre sistemas estelares; en otras palabras, regiones demasiado frías y difusas para facilitar muchas reacciones químicas.
Un tesoro de nuevas moléculas
Pero las atmósferas densas como la de Titán son catalogadas como colmenas de actividad química. Esa es una de las principales razones por las que los científicos están interesados en esta luna, que es el destino de la próxima misión Dragonfly de la NASA, una especie de libélula robótica que podría volar de un lugar a otro en la superficie de Titán, utilizando la tecnología “quadcopter” similar a la empleada por los drones aquí en la Tierra. Es posible que Dragonfly detecte signos de la vida de Titán: biomoléculas, por ejemplo, o variaciones en el hidrógeno que indican que los microbios están utilizando este gas como fuente de energía. El equipo de Nixon pudo identificar pequeñas cantidades de C3H2 en Titán probablemente porque estaban mirando en las capas superiores de la atmósfera de la luna, donde hay menos otros gases con los que el C3H2 interactúe. Los científicos aún no saben por qué el ciclopropenilideno aparecería en la atmósfera de Titán pero no en otra atmósfera.
“Titán es único en nuestro sistema solar. Ha demostrado ser un tesoro de nuevas moléculas”, precisó Nixon sobre la más grande de las 81 lunas de Saturno. Se trata de un mundo intrigante que, en cierto modo, es el más similar a la Tierra que hemos encontrado. A diferencia de cualquier otra luna del sistema solar (hay más de 200), Titán tiene una atmósfera densa que es cuatro veces más densa que la de la Tierra, además de nubes, lluvia, lagos y ríos, e incluso un océano subterráneo de agua salada. La atmósfera de Titán está compuesta principalmente de nitrógeno, como la de la Tierra, con un toque de metano. Cuando las moléculas de metano y nitrógeno se rompen bajo el resplandor del Sol, los átomos que los componen desencadenan una compleja red de química orgánica que ha cautivado a los científicos y ha llevado a esta luna a la cima de la lista de los objetivos más importantes en la búsqueda de vida de la NASA en el presente o en el pasado del sistema solar.
“Estamos tratando de averiguar si Titán es habitable. Así que queremos saber qué compuestos de la atmósfera llegan a la superficie y luego, si ese material puede atravesar la corteza de hielo hasta el océano, porque creemos que el océano es donde están las condiciones habitables”, indicó Rosaly Lopes, investigadora científica senior y experta en Titán del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California.
Ecosistemas congelados
Un análisis de la composición química de nueve cráteres de impacto en la luna Titán de Saturno apoya que hay una receta con ingredientes para la vida, aunque diferente de la que funciona en la Tierra. Un estudio publicado a principios de octubre por Astronomy and Astrophysics, que empleó tecnología avanzada de imágenes para investigar Titán, ha revelado que cuando se forman cráteres de impacto en la luna más grande de Saturno, se expone un “hielo de agua” relativamente reciente de la corteza helada de Titán.
En Titán, los procesos atmosféricos entierran el hielo bajo una capa de material orgánico similar a la arena. En las regiones ecuatoriales secas de Titán, la arena se amontona; pero en latitudes más altas y más húmedas, los arroyos superficiales erosionan la arena. Es difícil evaluar qué hay debajo de la atmósfera brumosa de Titán, pero ha sido posible con un espectrómetro de mapeo visible e infrarrojo de la ESA, que recopiló luz visible e infrarroja de longitudes de onda ligeramente más largas durante la misión Cassini de la NASA.
Los principales resultados concuerdan con un escenario de evolución de la superficie de Titán existente, en el que el proceso de cráteres de impacto produce una mezcla de material orgánico y hielo de agua, que luego se “limpia” mediante erosión fluvial en las llanuras de latitudes medias. “Es salvaje. No hay otro lugar como Titán en el sistema solar. Hay más arena en Titán por área que en cualquier otro lugar. Titán tiene clima. No es diferente a la Tierra en ese sentido. Es solo que los ingredientes están mal. Tiene lluvia de metano y arroyos que atraviesan la superficie y arena orgánica que se mueve. Sigue siendo muy activo, al igual que aquí, en la Tierra”, dijo Catherine Neish, geóologa planetaria del Instituto de Exploración de la Tierra y el Espacio en la Western Ontario University, autora principal de la nueva investigación.
A su juicio, los nuevos hallazgos podrían resultar beneficiosos para descubrir ecosistemas antiguos congelados en el fondo de los cráteres de impacto y para preparar técnicas de análisis y monitoreo de datos para la próxima misión a Titán Dragonfly, un dron helicóptero de la NASA. “Creo que cada vez más, estamos viendo una falsa equivalencia entre la vida y Marte. Los descubrimientos recientes sobre Venus y todas las cosas nuevas que estamos aprendiendo sobre él una vez que es un mundo oceánico es otro cambio de juego”, dijo Neish. “Finalmente, la gente dice: ‘En nuestra búsqueda de vida en el universo, realmente necesitamos enfocarnos en muchos más lugares, y no solo en Marte’. Y eso incluye que la NASA envíe la misión Dragonfly a Titán”.
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