Invertir en la infancia, en ocasiones con la ayuda del sector privado, mejoraría considerablemente no solo las condiciones de vida de los niños, sino incluso las posibilidades de América Latina de salir del subdesarrollo, aseguran funcionarios de organismos internacionales y responsables empresariales.
EFE
«Sabemos que la inversión en la niñez, aún más si es durante los primeros años de vida, contribuye al desarrollo económico, la prosperidad y la cohesión social de la región», manifiesta a EFE el director regional de Unicef para América Latina y el Caribe, el haitiano Garry Conille, y en ese sentido «el sector privado puede ser un aliado clave», agrega.
Según la Organización Panamericana de la Salud, en América Latina y el Caribe mueren a diario 255 bebés antes de cumplir su primer mes de vida, riesgo que es 2,5 veces superior al que existe en los países ricos. En muchas ocasiones, las causas de los decesos son evitables.
«La mortalidad infantil, los nacimientos prematuros y muchas enfermedades están directamente relacionadas con la falta de acceso que tienen muchas familias durante el embarazo, el nacimiento y los primeros meses de vida a profesionales y centros de salud, es decir a una atención de calidad», subraya a EFE el presidente de Kimberly-Clark Latinoamérica, Gonzalo Uribe.
Latinoamérica “es una región que necesita de esfuerzos conjuntos entre organizaciones como Unicef y compañías como la nuestra para generar un impacto en la sociedad», sostiene Uribe. «Hay mucho trabajo por hacer, pero somos optimistas», subraya Uribe.
Su compañía, Kimberly-Clark, referente a nivel mundial en la fabricación de productos de higiene, colabora desde 2019 con Unicef y ahora acaba de renovar una alianza que permitirá destinar cinco millones de dólares en los próximos dos años a programas para la mejora de las condiciones de la infancia en la región.
Los destinatarios de la ayuda son 4,5 millones de bebés, sus familias, los cuidadores y los profesionales de la salud mediante la distribución de pañales en 16 países de la región (Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Paraguay y Uruguay).
El hilo colaborador incluye a los consumidores, quienes, con sus compras, han contribuido en esta iniciativa que tiene como objetivo que más de 1,5 millones de bebés y niños crezcan en un entorno más seguro e inclusivo.
LOS PRIMEROS MIL DIAS
Según los expertos, los primeros mil días en la vida de un ser humano son claves, porque es un período en el que el cerebro se desarrolla a una velocidad de más de un millón de nuevas conexiones neuronales por segundo, y es una oportunidad de crecimiento que ocurre una vez en la vida crea las bases para el funcionamiento físico, cognitivo, emocional y social.
Cuando los niños están bien alimentados, permanecen protegidos de las enfermedades, el abandono y el maltrato, reciben un cuidado cariñoso y sensible, y son estimulados tienen muchas probabilidades de crecer sanos y desarrollar todo su potencial.
Por el contrario, los que carecen de esos cuidados y estímulos suelen presentar bajos resultados en el desarrollo cognitivo, del lenguaje y psicosocial, así como de las funciones ejecutivas, lo que se traduce en un menor rendimiento académico en la escuela primaria y abandono escolar.
Por eso, entre los programas de la agencia de Naciones Unidas figuran el Método Mamá Canguro, el de capacitación de comadronas tradicionales o el Portal de la Crianza (‘Parenting Hub’ Regional), que abarcan muchas de esas áreas de cuidado.
En la primera fase de la alianza entre Kimberly-Clark y Unicef, entre 2019 y 2022, que también se llevó a cabo en una quincena de países, la empresa contribuyó con 7,2 millones de dólares a los programas regionales de Unicef dirigidos al desarrollo de la primera infancia, de los que fueron beneficiados 2,7 millones de niños.
«Alianzas como la que tenemos con Kimberly-Clark permiten a Unicef mostrar buenas prácticas y resultados a favor de la niñez, y además inspiran a otros potenciales aliados a sumarse a nuestros esfuerzos», subrayó el director regional de Unice, Garry Conille.
La oficina de Unicef para América Latina y el Caribe suma «aliados del sector privado para que, junto con los Gobiernos, contribuir a la creación de un entorno propicio para la primera infancia», destacó.
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