«Tuvimos que vender casi todas nuestras cosas porque mi mamá comenzó a necesitar oxígeno todo el tiempo. No le podíamos quitar el oxígeno y aquí era casi imposible conseguirlo».
Por BBC
Fiorella Sorroza no ha tenido tiempo de hacer el duelo por la muerte de su madre, Edda Merchán, el pasado sábado en la ciudad de Tumbes, en el norte de Perú.
Ella murió después de varios días de agonía en los que conseguir el oxígeno para que sobreviviera a la enfermedad se convirtió en una odisea.
«Todos los días teníamos que hacer horas de fila para conseguir una botella, dos botellas, y así rellenar el cilindro que ella tenía en la casa», le dice Sorroza a BBC Mundo desde su casa en Tumbes.
«Incluso en los últimos días en el hospital tuvimos que comprar el oxígeno nosotros y llevar el manómetro (instrumento que sirve para administrar el gas), porque si no no la atendían», señala.
El caso de Sorroza pone en evidencia un problema que aqueja a Perú a causa de la pandemia del covid-19, que ya se ha cobrado la vida de más de 5.000 personas en el país: la escasez de oxígeno.
De acuerdo al ministerio de Defensa, el país necesita 173 toneladas de oxígeno diarias para cubrir la actual demanda y, según datos revelados por el Colegio de Medicina de Perú a la prensa, el país apenas produce el 20% de ese volumen.
Por esa razón, hay una nueva postal de la crisis del coronavirus que se ha repetido en distintas ciudades de Perú durante los últimos días: las largas filas de personas en los locales de venta de oxígeno medicinal, que esperan por horas para llenar sus pipetas o balones.
Y esto, a su vez, ha llevado a que muchos proveedores suban los precios de este insumo ante el incremento de la demanda, a la vez que se abren puestos clandestinos de venta de oxígeno.
La situación llegó a un punto tal que obligó a que, esta semana, el presidente Martín Vizcarra declarara el oxígeno como producto de»interés nacional»y ordenara una compra cercana a los US$25 millones de este gas medicinal para poder suplir la necesidad actual.
«La mandaron a la casa con la pipeta»
El pasado 17 de mayo, Edda Merchán empezó a sentir los primeros síntomas del covid-19. Una semana después su cuadro se agravó y sus hijos la llevaron al hospital.
«Allí, después de insistir varias veces, le hicieron el examen de diagnóstico y salió positivo. Entonces en el hospital nos dieron un balón de oxígeno para que nos la lleváramos para la casa», señala Sorroza.
Debido a la escasez, mucho del oxígeno que se consume en Perú ha tenido que ser importado desde Ecuador y otros países vecinos, que también están lidiando con la pandemia.
«Al principio ella consumía poco del oxígeno, pero de un momento a otro no podía dejar de usarlo porque si no, se ahogaba”, relata.
Y cada día se hizo más difícil conseguirlo. «Mi hermano y yo recorríamos todos los lugares donde nos vendieran al menos un metro o dos metros (cúbicos). Las filas eran enormes. Y además nos lo cobraban al doble».
Sorroza anota que el precio habitual del metro cúbico oscilaba entre 15 y 20 soles (unos US$5,5), pero durante estos tiempos de pandemia se vende a unos 50 soles (US$14).
«Mi mamá llegó a necesitar 18 metros cúbicos de oxígeno diarios. Nos tocó hacer muchos esfuerzos», anota.
Edda Merchán no pudo superar la enfermedad y, después de ser admitida en el hospital de Tumbes, falleció el 6 de junio.
«Para que la recibieran en el hospital, nos tocó llevar nosotros el manómetro. Es una situación muy difícil la que vivimos acá», concluyó.
Hasta este viernes, Perú registraba más de 200.000 contagios y cerca de 5.000 muertes por el covid-19, lo que lo convierte en uno de los países de América Latina más afectados por la pandemia.
Se estima que en Tumbes los muertos llegaron a 300.
Especulación
Las imágenes de decenas de personas haciendo fila para conseguir oxígeno para sus familiares enfermos en las principales ciudades peruanas muestra la crisis creada por la falta de oxígeno.
Y muestra también la oportunidad para el negocio informal, con la que los vendedores tradicionales de oxígeno tuvieron que lidiar.
«Al principio, la gente comenzó a comprarnos varias pipetas de oxígeno a 15 soles el metro cúbico para después venderlas por el triple», le dijo a BBC Mundo Mario David Romero Pérez, propietario de OxiRomero Group, empresa dedicada a la distribución de oxígeno de uso medicinal.
Ha sido tanta la demanda y la especulación, que en el Congreso del Perú varios diputados propusieron declarar «héroes de la salud» a los empresarios que venden el oxígeno al precio normal y no lo han incrementado con espíritu oportunista.
«Nos tocó crear un método para vender solo una pipeta de oxígeno por persona y garantizar que llegara a los pacientes que lo necesitaban, porque hay mucha demanda», explica Romero.
Según el empresario, están llenando cerca de 200 balones diarios del gas, que es casi «cien veces más de lo que hacíamos antes de la pandemia».
El problema es que la demanda ha dado paso a largas colas frente a los negocios de Romero, quien pide la intervención de las autoridades para que las personas guarden la distancia social y se eviten más contagios.
Pero la demanda también creó un mercado clandestino de rápido crecimiento.
De acuerdo con varias denuncias, el precio de los cilindros de oxígeno de 10 metros cúbicos en el circuito ilegal ha llegado hasta los 6.000 soles (unos US$1.750).
La policía peruana informó esta semana el cierre de una empresa por la venta no autorizada de oxígeno medicinal en la capital peruana y la captura de dos personas presuntamente involucradas en la especulación de precios.
«Hemos llegado a intervenir esta empresa que tiene dos locales, simultáneamente, porque teníamos conocimiento que acá estaban envasando el oxígeno industrial en balones de oxígeno medicinal», señaló Edgardo Emilio Garrido López, general de la Policía Nacional del Perú.
Interés nacional
BBC Mundo se comunicó con el Ministerio de Salud para conocer la respuesta que adelantan ante la crisis del oxígeno, pero no recibió una respuesta.
Sin embargo, el presidente Vizcarra había aludido en una alocución presidencial al problema de la escasez.
«Vemos a especuladores tratando de aprovecharse y poner en riesgo la vida del prójimo. Eso no lo vamos a permitir», aseguró el mandatario.
«Con el oxígeno está ocurriendo lo mismo que ha ocurrido con otros equipos y bienes que se requieren para combatir esta enfermedad. Siempre existe gente inescrupulosa que trata de aprovecharse de esta situación para sacar un margen de utilidad extraordinario».
Y por eso emitió un decreto que declara al oxígeno como «bien estratégico»y contempla una compra millonaria del gas medicinal con fondos estatales.
Sin embargo, a pesar de las medidas anunciadas ya hace una semana, tanto Sorroza como Romero -ciudadanos de a pie y comerciantes del rubro- insisten en que la emergencia continúa y que se deben tomar medidas más eficaces para evitar los abusos.
«Necesitamos que las autoridades vengan a Tumbes, por ejemplo, para que puedan ver cómo son las necesidades de la gente. Esto ha sido muy difícil», concluye Sorroza.
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