Enigmáticos seres enmascarados recorren desde este sábado el centro histórico de Venecia.
La ciudad de los canales celebra un año más su legendario carnaval pero esta vez para tratar de dejar atrás las grandes inundaciones de hace tres meses.
La ciudad italiana ha preparado un amplio programa de actividades para sorprender al mundo hasta el 25 de febrero.
Tendrán espectáculos, desfiles y conciertos que en esta ocasión transcurrirá bajo el lema «Il gioco, l’amore e la follia» (El juego, el amor y la locura).
La fiesta, marcada en rojo en el calendario de los venecianos, empezó con una función en honor a «la más sabia de las locuras», el amor, una suerte de danza de cortejo sobre estructuras flotantes en el canal de Cannaregio, en la zona norte de la urbe.
Y proseguirá en la mañana del domingo con el clásico desfile de remeros que inundará todo el Gran Canal de góndolas decoradas, figuras estrambóticas y personas disfrazadas de mil maneras.
Venecia quiere pasar la página
Este no es un carnaval cualquiera para Venecia, todo un tesoro Patrimonio de la Humanidad que el pasado 12 de noviembre sufrió unas inundaciones que no había visto en el último medio siglo.
Aquella noche, la marea del mar Adriático aumentó más de lo habitual, hasta los 187 centímetros.
Entró por las tres bocas de puerto que dan acceso a la laguna donde se encuentra la ciudad y la anegó por completo, causando cuantiosos daños materiales.
Pero también espantó al combustible de su mayor motor económico, el turismo.
En los días previos al carnaval, Venecia, acostumbrada a las hordas de turistas, estaba despejada y los hoteleros, acostumbrados al lleno total, aseguraban que las reservas se habían desplomado en alrededor de un 30 por ciento.
Por esa razón el alcalde de la ciudad, Luigi Brugnaro, explicó que su deseo es que el gran carnaval veneciano, famoso en el mundo entero, sirviera de revulsivo para que la ciudad empezara a sacar nuevamente pecho.
Uno de los damnificados por el desastre fue el artesano argentino Carlos Brassesco, que llegó a la ciudad en 1978 para estudiar Diseño Urbanístico aprovechando.
La doble nacionalidad que le otorgaban sus antepasados italianos y acabó fabricando máscaras de papel maché.
El agua entró en los almacenes de su taller y calcula pérdidas por unos 12.000 euros. Pero lo peor es que, como la mayoría de los comerciantes, ha visto desde su escaparate cómo el turismo decaía por temor a las inundaciones y ahora también al coronavirus chino.
«A final de año los hoteles estaban vacíos, y por lo general estaban siempre llenos», refiere rodeado por sus creaciones el artista.
Afirma que este año algunos amigos han cancelado incluso grandes fiestas de carnaval por falta de público.
Venecia retoma la normalidad
En cualquier caso las inundaciones parecen ya algo del pasado y el centro se mostraba en esta espléndida jornada de sol en toda su belleza y sin la acumulación de turistas que registra normalmente.
En este primer día de carnaval algunos venecianos ya salían a la calle con sus mejores galas y en la monumental Plaza de San Marcos.
Se les podía ver vestidos con trajes barrocos con capa, brocados, perlas y protegiendo celosamente su identidad tras las máscaras.
Entre estos destaca el acento español de dos jóvenes parejas. La primera son Alejandra y Ricardo, de Madrid.
El luce un tricornio negro con capa de terciopelo, guantes, fajín dorado y una angulosa máscara roja. Ella un largo vestido naranja con capirote.
La segunda pareja son Raquel y Pablo, de Barcelona, ambos ocultos tras un antifaz con plumas.
La chica desfila por el muelle de San Marcos con un corsé en tono metálico y un vestido de encaje negro, mientras que él lleva una chaqueta verde con botonadura militar.
Se encuentran en Venecia en una escapada de fin de semana y ya han aprovechado para impregnarse de una de las tradiciones más arraigadas, y sin miedo alguno a las inundaciones.
«En noviembre vimos en las noticias que había habido un ‘acqua alta’ pero supimos que no había previsión de que se pudiera repetir y decidimos venir», afirma Ricardo en declaraciones a Efe, en un descanso entre foto y foto con los turistas que les paran por la calle.
Casi 20 días de «juego, amor y locura»
Estos veinte días de fiestas en la Ciudad de los Canales sirven para arropar a la semana del carnaval.
Quedará inaugurada el día 16 de febrero con el tradicional «Vuelo del Ángel» desde lo alto del campanario hasta el centro de la plaza de San Marcos.
La ciudad ofrece un sinfín de opciones y el visitante podrá disfrutar de exposiciones, impresionantes representaciones callejeras.
También podrá patinar sobre hielo en el Campo San Polo, degustar las deliciosas «fritole» o adentrarse en sus innumerables museos.
Y hasta celebrar San Valentín el 14 de febrero, con una jornada dedicada a los enamorados, de ahí el lema de las fiestas.
Desde el ayuntamiento esperan que la ciudad recupera en estos días su trasiego y han dispuesto un sistema de seguridad y un aforo limitado a la plaza, donde solo podrán entrar 25.000 personas.
Para ello Venecia ha instalado de forma experimental un sistema «cuenta-personas» que, con sus 34 sensores repartidos por todas sus calles.
Esto permitirá controlar la afluencia turística, saber su dirección y poder así conducir el tráfico evitando las aglomeraciones, según prometen sus impulsores.
EFE
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