Bárbara Álvarez es una venezolana que vive en Nueva York, epicentro del contagio de Covid-19, y la ciudad que suma casi la mitad de los infectados de todo Estados Unidos, de acuerdo a cifras oficiales. Relató la experiencia de vivir en la urbe que en otrora no dormía y que ahora descansa, casi en totalidad, por la pandemia.
Jesús Herrera | El Universal
Ella llegó hace dos años a NYC y vive con su tía. Reside en la localidad de Washington Heights, en el Alto Manhattan. Trabaja también cerca, pero producto del confinamiento, tuvo que parar.
“Yo trabajo semana por semana, por horas semanales, no me puedo dar el lujo de perder ni un día porque me descuadra la semana”, comenta, y aclara que no puede hacer Home Office, pues se desempeña como bartender en un restaurante.
“No es un trabajo que me permite Home Office. Ojalá. Pero no. A todos nos pararon. Los restaurantes están abiertos para delivery y para llevar, porque el gobernador lo prohibió. Por ende, estoy usando el dinero para comer de lo que tengo guardado, y sin embargo. Si tengo 500 dólares, y compro comida para un mes, son $300; y ya vamos para la tercera semana en confinamiento, y los otros 200 quedarían para pagar los servicios, que no alcanzan”, dijo en entrevista exclusiva con El Universal.
Nueva York, con más de 20 millones de habitantes, es el estado de EEUU donde hay más casos de coronavirus confirmados. Ya hasta ayer se sumaban casi 60.000 infectados y casi 1.000 muertos, alrededor la mitad del total de todo el país norteamericano, según informó Andrew Cuomo, el gobernador.
En las últimas 24 horas, los casos positivos aumentaron en 7.195, elevando el total acumulado en Nueva York hasta 59.513; mientras que 965 personas han muerto hasta el momento, 237 de ellas desde el sábado, la mayor cifra diaria vista hasta ahora, de acuerdo con la agencia de noticias españolas Efe.
En tanto, la propia ciudad de Nueva York, donde habitan alrededor de 9 millones de personas, es donde más ha afectado el virus, y en donde las autoridades aspiran que se alcance primero el llamado “pico” del brote.
Según Cuomo, la “curva” va a tocar su punto más alto también a las afueras de la ciudad, en el condado de Westchester, al norte, y en la zona de Long Island, al este, y más adelante en el resto del estado.
Cuarentena voluntaria
Afirma Álvarez que, a pesar de los casos, la cuarentena es voluntaria y no obligatoria. “Hay gente que sigue trabajando, como los cocineros. Los restaurantes más que todo o quienes hacen los delivery. No es que te van a ver en la calle y te van a meter preso como en otros países o te van a multar”, dice.
“Pero deberían hacerlo, porque los casos suben demasiado a diario, deberían paralizar todo”, apuntó.
Cuenta que ha salido a cosas básicas, como abastecerse en el mercado y lavar la ropa. “No hemos salido mucho”, indica. También comenta que ya en La Gran Manzana no hay alcohol, gel antibacterial o tapabocas, porque los demás habitantes vaciaron las farmacias. “Incluso el papel higiénico se lo acabaron. Esas cosas no se consiguen”, apuntó.
“Al principio pensaba que no iba a ser tan tedioso. Yo pensaba que se estaba armando mucho escándalo, pero cuando nos dicen en el trabajo que no vayamos más, me di cuenta, porque mucha gente vive igual que yo, trabajando por semana. Y si no trabajo, ¿de dónde como? Ya gasté todos mis ahorros”, precisó, alarmada.
Aprovechó para hablar de la renta. Comentó que el sábado hablaron con la persona que les alquila el apartamento y que le preguntaron cómo se iba a cancelar el mes en curso porque ya son tres semanas sin trabajo, “y prácticamente nos dijo que tenemos que pagar porque el banco le sigue cobrando y no puede pagar todo”.
“Y no sé de dónde vamos a pagar porque no estamos trabajando y no estamos generando un ingreso aparte. Nos dijo que teníamos que pagar todo y esta semana hay que pagarla y no llegamos a pagarla porque no tenemos, y si lo tuviera, no lo pagaría porque tengo que usar ese dinero para comer y los servicios en general siguen llegando pero supuestamente el gobernador dijo que no iban a cortarlo, sino que se iba a acumular”, asegura.
Consultada sobre un desalojo por impago, aseveró que no las pueden sacar, pues no pagan no porque no quieren, sino porque la pandemia del Covid-19 obliga a dejar de trabajar, el único sustento que tienen. Además, opina, “los podemos denunciar si nos llegan a pedir desalojo”.
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“Jamás había visto la ciudad tan sola”
“Desde que yo llegué aquí (hace dos años), jamás había visto la ciudad tan sola. Está súper sola. Hay gente, pero no es como lo acostumbrado. Hay muchos casos, creo, porque NYC es muy pequeño para la cantidad de gente que hay y no porque hemos hecho las cosas mal, sino porque entra gente de otros países. Son muchísimos los casos y no tomamos las medidas en serio porque mucha gente pensaba que no iba a ser algo tan fuerte y resultó ser lo contrario”, dice Bárbara, quien arribó a esa ciudad buscando un mejor futuro por la crisis que atraviesa Venezuela.
Entre tanto, considera que a los neoyorquinos les causa ansiedad, aparte de estar encerrados, el hecho de no saber cómo pagar todo los bills y las cosas que se deben pagar, como la renta, pues están usando el dinero estrictamente para comida.
“No tenemos una fecha, no sabemos cuándo vamos a volver a la normalidad, hasta cuándo va a ser esto, y eso causa desespero, ansiedad, las deudas preocupan”, expresó.
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