El volcán ecuatoriano Cotopaxi, situado unos 45 kilómetros al sur de Quito, mantuvo este sábado una actividad moderada con tendencia ascendente, según precisó el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional en su último reporte sobre la situación del coloso andino.
La red sísmica de vigilancia del Cotopaxi registró 116 sismos leves de «largo periodo», relacionados con el movimiento de fluidos en el interior del volcán, así como 8 episodios de temblores de emisión, por las exhalaciones de gas y ceniza.
Dichas emisiones han formado una nube que se ha elevado hasta unos 500 metros sobre el cráter y que por efecto del viento ha tomado una dirección hacia el este y el sureste.
El sistema de medición de gases instalado en las inmediaciones del volcán ha registrado una marca de 1.839,9 toneladas de dióxido de azufre (SO2) y también una «alerta termal» en la zona interna del cráter, precisó el IG en su informe.
Una alta nubosidad ha cubierto en las últimas horas al Cotopaxi, lo que ha impedido hacer observaciones sobre su actividad superficial, que registró un incremento a finales de octubre pasado.
Hace una semana, se reportó una ligera caída de ceniza en algunos sectores del centro Quito y al sur de la ciudad, proveniente de este volcán de 5.897 metros de altura sobre el nivel del mar, la segunda montaña más alta de Ecuador.
Según una evaluación sobre la situación en el Cotopaxi emitida el pasado viernes, el IG indicó que de acuerdo a sus estudios el coloso «ha iniciado un nuevo proceso eruptivo de baja intensidad, que por ahora presenta un nivel incluso menor a lo ocurrido entre agosto y diciembre de 2015», cuando formó mayores nubes de vapor, gases y ceniza.
«Las tendencias observadas en los parámetros de monitoreo indican que un cuerpo de magma relativamente desgasificado podría localizarse en zonas poco profundas debajo de la cumbre del Cotopaxi y que por el momento no hay evidencias claras de una recarga de un magma profundo», agregó la fuente.
Asimismo, señaló que los estudios indican que «el Cotopaxi actualmente funciona como un sistema abierto desde esas profundidades» y que pequeñas emisiones de ceniza podrían producirse «de forma repentina y sin señales premonitoras».
Para el IG, la evolución de la actividad volcánica del Cotopaxi presenta varios escenarios posibles, el primero de ellos con débiles y repentinas emisiones de gases y ceniza que podría afectar zonas cercanas al coloso.
Un segundo escenario, menos probable, supone emisiones más intensas hasta llegar a niveles como los que se observaron en 2015, con grandes y constantes bocanadas de gases y ceniza que podrían afectar a las provincias circundantes al coloso como las de Cotopaxi, Pichincha y Napo.
Un tercer escenario, aún menos probable, supone la inyección acelerada de magma desde las profundidades, lo que proyectaría una actividad mayor a la observada en 2015, con la posibilidad de que se puedan generar flujos de piroclástos o material magmático.
El IG mantiene una vigilancia estrecha y permanente del Cotopaxi, considerado uno de los volcanes nevados más altos del mundo y que forma parte del medio centenar que posee el país, sobre todo en la zona andina.
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