La noche del martes, seis hombres encapuchados interceptaron al activista político Jesús Armas al salir de un café en Caracas y lo subieron a una camioneta Fortuner plateada. Inmediatamente, la oposición venezolana comenzó a denunciar su «secuestro por agentes del régimen». Todavía se desconoce su paradero.
Por ABC
«Jesús Armas (…) fue secuestrado esta noche por agentes del régimen», escribió Machado a través de sus redes. «Es un joven líder, valiente y comprometido con la democracia y la Libertad de Venezuela. Esto es un delito para la tiranía. No descansaremos hasta liberarlo a él y a todos los venezolanos».
En las últimas semanas, el activista, que formaba parte del equipo de campaña de Machado y Edmundo González, había estado acompañando a familiares de presos políticos, participando en los eventos que exigían su liberación.
Así como Machado, Armas estaba viviendo en clandestinidad desde las elecciones del pasado 28 de julio, aunque su perfil era menor que el de la líder de oposición y se permitía salir de vez en cuando.
«La persecución política es sistemática y generalizada —ha asegurado este miércoles el presidente electo de Venezuela, Edmundo González, a través de X—. Y para profundizar en el delito de perseguir y secuestrar, se desconoce el paradero de Jesús Armas».
«Hoy tenemos que estar resguardados en distintos lugares», comentaba Armas en una entrevista que le hizo un medio venezolano. «Nos movemos con cierta frecuencia de hogar, de casa, para evitar que puedan marcar el punto en el que nos quedamos. Y si nos toca movernos, tenemos que hacerlo lo más cubierto posible, sin mostrar nuestros rostros. Es una vida como si fuese una suerte de delincuente».
Es la vida de quien pretende hacer política en Venezuela.
El martes también fue detenido el alcalde de Cabimas (estado Zulia), Nabil Maalouf. , cuando funcionarios de la Dirección de Inteligencia y Estrategia (DIE) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB) se presentaron en la casa de Maalouf, según el medio venezolano El Impulso. Los motivos de la detención aún están por esclarecerse. El pasado sábado Benito Chirinos y Arelis Ojeda, director general y directora administrativa de la alcaldía, también fueron arrestados. Se conoció que Chirinos fue liberado el domingo, pero Ojeda, su esposa, aún permanece bajo arresto.
Sin atención médica
Otra activista que se encuentra detenida, desde hace diez meses, es la venezolana-española Rocío San Miguel, tras ser acusada de terrorismo. Y este lunes las autoridades venezolanos compartieron, por primera vez, imágenes de la prisionera siendo tratada por equipos médicos.
La defensora de derechos humanos se fracturó un hombro hace cuatro meses y no había recibido atención médica hasta el jueves, dijo este martes a su defensa, al señalar que debe ser operada. «Ello ocurrió hace aproximadamente cuatro meses atrás, tras una caída en la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional« (Sebin), donde está recluida, en Caracas, dijo vía telefónica el abogado Juan González Taguaruco.
«No recibió atención médica hasta el día 5 de diciembre, cuando ante la observación médica de una deformidad en el hombro, se diagnostica tras estudios de imagen, una fractura (…). Lo ideal es que sea excarcelada, para que pueda ser intervenida quirúrgicamente por un médico de su confianza y haga la rehabilitación en libertad», añadió.
San Miguel, experta en temas militares y directora de la ONG Control Ciudadano, fue detenida hace diez meses tras ser vinculada por las autoridades con un supuesto plan para asesinar al presidente Nicolás Maduro. Se encuentra detenida en El Helicoide, temida cárcel del servicio de inteligencia que organizaciones de derechos humanos califican como «centro de torturas». La abogada se encontraba en el aeropuerto internacional Simón Bolívar, que sirve a Caracas, en el momento en que fue detenida. Iba a abordar un vuelo junto a su hija, que fue brevemente arrestada. Otros cinco familiares también fueron detenidos, pero solo San Miguel y su exesposo el coronel retirado Alejandro Gonzáles quedaron en custodia. Sus abogados de confianza no han tenido acceso a ella desde entonces y solo su hija ha podido visitarla.
Desde la caída la abogada solo recibió «analgésicos», y como consecuencia ha sufrido de «laberintitis —una enfermedad que afecta el equilibrio—» y problemas auditivos, dijo el abogado. La situación era «conocida por la administración del sitio de reclusión y el tribunal», añadió.
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